IMPULSO/Teodoro Rentería Arróyave
Excelsior: un siglo ante el poder
Joaquín Herrera es y ha sido un periodista de tiempo completo, entrañable amigo desde aquellos años idos; en la víspera en nuestro querido Club Primera Plana, presentó su última obra bibliográfica titulada: “Excélsior: un siglo ante el poder y la historia”, en el cual, con gran valentía, pone a cada cual en su lugar, tanto a los hombres del poder, como los que se creyeron o se creen gurús del periodismo sin haber llegado a los párvulos de sus deberes.
Ahora paso, aunque estemos inmersos en las campañas electorales, a darles a conocer el panegírico de nuestro presidente del Club, licenciado José Luis Uribe Ortega en la presentación de la obra, por ser una crónica del libro de Herrera, porque se advierte que se lo “chutó”, como buen comunicador que es. La dividamos en dos entregas:
“Referirse a Joaquín Herrera es dar rienda suelta a la admiración, respeto y reconocimiento a un colega periodista-reportero de gran capacidad de análisis y de valentía para transformarse, lo mismo en un pepenador que en un médico, entre muchos de los disfraces a los que tuvo que recurrir en su afán de investigar y llevar al papel aspectos desconocidos en el medio informativo, valentía porque, sin importar la integridad personal, su irrefrenable afán reporteril lo llevó a obtener primacías a cualquier costo.
Es un orgullo y gran satisfacción ver el crecimiento de quien fuera compañero de un medio informativo, en donde sus notas cubriendo actividades presidenciales le valían mantenerse cotidianamente en la primera plana de nuestro modesto medio, me refiero a Diario Rotativo, el profesionalismo de su trabajo era de primer nivel y no tenía menor calidad que las notas del resto de la fuente, así fueran escritas o electrónicas, lo aseguro con conocimiento de causa porque fungía yo como jefe de información de ese medio.
En este libro, “Excélsior un siglo ante el poder y la historia”, Juacho, como le decimos quienes presumimos de su amistad, da muestras del espíritu reporteril que lo ha caracterizado a lo largo de más de medio siglo de ejercicio periodístico; su afán de investigación y de profundizar en los temas que asume, también quedan claros y muy bien marcados a lo largo de 269 páginas.
Indudablemente, que para los que tuvimos el privilegio de integrar las viejas redacciones y la agitada vida de los diarios por donde transitamos, fundamentalmente de los talleres, incluyendo obviamente el sistema caliente, leer sus líneas nos remonta de manera sutil y de añoranza a recordar tiempos pasados.
Herrera aborda de manera sencilla, pero amena, la silenciosa labor que desarrollaban los encargados de la caballona guardia nocturna y la hermandad que existía entre los reporteros que cubrían la media noche y madrugada, en espera, anhelo y temor, primero de conseguirla y que se ubicara en lugar predominante de la primera plana y el temor, también, de que se le escapara, con las consiguientes repercusiones de parte de la dirección.
Herrera aborda de manera singular y entreteje las febriles actividades del periódico, con los sucesos históricos de ese momento. Como señale deja en claro su instinto reporteril y de investigación, lo que queda también claro con la gran bibliografía que utilizó para conjugar su tema periodístico con los sucesos históricos del momento”.
Desde luego que hay que leer toda la obra, para comprender la grandeza narrativa-histórica del amigo-colega, Joaquín Herrera”.
En verdad, hay que chutarse la obra para comprenderla en toda su dimensión. Continuará.