Julio 16, 2024
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Comentario a tiempo

IMPULSO/Teodoro Rentería Arróyave
Tiempo de recordar

En el estatuto del querido y cincuentenario Club Primera Plana, que la gran mayoría hemos defendido, ahora sí que a capa y espada ante la insensatez de los que han querido apoderarse de él para desaparecerlo, se mandata que cada año -el último viernes de marzo-, el presidente en turno en Asamblea General debe de rendir su Informe de ley, y cada dos, elegir a su nuevo Consejo Directivo.

Ello ocurrirá hoy viernes 31 de marzo. Los socios elegiremos a la nueva directiva que presidirá el Licenciado José Luis Uribe Ortega, misma en la que fungirá como secretario General el Licenciado Virgilio Arias y como tesorero, el licenciado Fernando Irala Burgos. Lo podemos decir porque sólo se registró una planilla. La Comisión Electoral, la encabeza nuestro decano, licenciado Carlos Fernando Ravelo y Galindo. Todos grandes amigos y reconocidos colegas.

Antes conoceremos el Informe del presidente saliente, licenciado Raúl Gómez Espinosa, aunque conocemos de su labor, será de gran significado y transcendencia conocer de viva voz de su principal protagonista lo vivido y realizado.

Y ya que necesariamente nos ubicamos en el pasado inmediato, es tiempo de recordar algunos puntos sobresalientes de la historia de nuestro Club Primera Plana.

A esta organización cincuentenaria nos incorporamos en 1973, cuando el Estatuto ordenaba que la aceptación de nuevos socios fuera por unanimidad y los votos en contra no era imperativo razonarlos; en consecuencia, un solo voto en contra, si bien depuró en un principio a la organización gremial, también cerró las puertas a profesionales de la pluma respetadísimos.

Pertenecemos a la tercera generación y ahora formamos parte de su corto directorio de decanos. Dos veces ocupamos la Presidencia y ahora somos miembros permanentes de su Consejo Consultivo.

Las páginas que ha escrito por más de medio Siglo esta organización gremial, orgullo del periodismo, en la defensa de nuestras libertades y de los informadores en general, no sólo son mandatos en su Estatuto y su Código de Ética, es disposición y trabajo férreo, más que del diario, al instante; un solo momento de duda puede oscilar entre la vida y la muerte de un colega.

Son múltiples los talleres y seminarios que hemos organizado, en la creencia siempre válida de que de acuerdo con nuestra preparación, sabremos responder como periodistas a nuestra única tarea y obligación adquirida: servir a la sociedad, de ahí también su rica labor editorial.

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