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IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
El “Diamante negro”
De visita por la ciudad de Cuernavaca, Morelos, nos sorprendió la triste noticia: el político, funcionario economista y diplomático de prosapia, Jesús Silva-Herzog Flores, había emprendido el viaje al éter eterno.
Nos consternó la partida de este gran mexicano a quien tuvimos la oportunidad de tratar en decenas de ocasiones y compartir responsabilidades en el Gobierno del presidente Miguel de la Madrid Hurtado, el extinto compañero como secretario de Hacienda y Crédito Público y nosotros como director general fundador del Instituto Mexicano de la Radio, IMER, además de que, de acuerdo a la normatividad, fue miembro de la Junta Directiva del ente nacional de la radiodifusión y ocupaba el segundo asiento después de la presidencia, que recae en el Secretario de Gobernación.
Jesús Silva-Herzog Flores es de la muy destacada generación de la década de los 30, nació en la Ciudad de México el ocho de mayo de 1935, fue hijo de don Jesús Silva Herzog, quien fuera de los más reputados economistas en el ámbito académico y público del país, uno de los artífices de la expropiación petrolera.
Copia textual del diario Excélsior: “En 1937, Silva Herzog elaboró, a petición del entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, el dictamen que dio fundamento a la expropiación petrolera. Rechazó sobornos y en sus conclusiones criticó que las compañías que explotaban el petróleo jamás realizaran una sola obra de beneficio social, demostró que las empresas, en realidad, no eran mexicanas, sino subsidiarias de consorcios extranjeros”. Murió el 17 de marzo de 1987.
Silva-Herzog Flores fue además un universitario de tiempo completo, egresado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo una maestría en la misma disciplina en la Universidad de Yale. Y siempre fue profesor-investigador de la UNAM y del Colegio de México, director fundador del INFONAVIT y también dirigió el Banco de México.
Se lee en su currículum que, en la cumbre de su carrera política, se desempeñó como Secretario de Hacienda durante una de las crisis económicas más graves en la historia de México, al final del gobierno de José López Portillo y durante la primera mitad del de Miguel de la Madrid; además, fue embajador de México en España y Secretario de Turismo durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, así como embajador ante los Estados Unidos en el de Ernesto Zedillo.
Supongo, aunque nunca lo han dilucidado, que el mote del “Diamante negro”, que definía el color de su piel, a la vez que su inteligencia y cultura, fue concebido por su equipo de comunicación social que encabezaba Heriberto Galindo Quiñones cuando dirigía el grupo de publirrelacionistas conocido como el “Chilorio Power”.
Es de destacarse que lo vimos luchar como pocos por ser candidato a la Presidencia de la República, sabedor de que en el entonces partido hegemónico se tenían que esperar la decisión del presidente en turno. [email protected]

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