IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
La ciudad frontera
Aunque ya lo dejamos establecido, es mejor insistir que el enunciado de la “frontera” a este municipio andaluz refiere a la Frontera con Granada, otro territorio que fuera árabe situado entre el antiguo reino nazarí de Granada y la Corona de Castilla.
Recorrer sus monumentos y edificaciones nos conforta con la actitud de preservación que se impusieron los españoles católicos cuando después de nueve siglos de conquista expulsaron a los árabes. Son ejemplos muy valiosos, entre otros la antigua colegiata de San Salvador que al mismo tiempo que conjuga elementos barrocos y neoclásicos en su torre se mantienen las influencias mudéjares. En su interior se admiran las obras de Zurbarán.
La iglesia también de estética mudéjar de San Dionisio, por cierto patrón de la ciudad, y el Convento de San Francisco, conserva su claustro del siglo XIII. Y en ese hito, sobresale la parte más antigua de la ciudad, misma que se encuentra rodeada por las viejas murallas, ahí están las iglesias de Santa Mateo y San Lucas, y los palacios de Riquelme y Permantín.
Armonizan la arquitectura civil de las antiguas residencias de la aristocracia, como es el Centro Andaluz de Flamenco. Es un mueso viviente y didáctico para adentrarse en este arte, del cual Jerez es maestro, con sus instalaciones audiovisuales, biblioteca especializada y fonoteca. Otros ejemplos son el Convento de Santo Domingo, con decoración mudéjar y bóveda de crucería en su claustro, que es utilizado como sala de exposiciones.
La cría de caballos de la raza cartujana está también íntimamente ligada a su historia milenaria. Anualmente se celebra la Feria del Caballo, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional. Esta tradición caballar que se hace patente en instituciones como la Yeguada de la Cartuja, la Yeguada Militar y el Centro de Reproducción Equina, no desconoce sus raíces árabes. Terminamos con la buena publicidad de la gastronomía jerezana, que según afirma, ha sumado su amplia gama de vinos a la elaboración de sus más típicas recetas.
En efecto, en Jerez de la Frontera podemos degustar carnes, mariscos y pescados que se cocinan al jerez o a la jerezana, lo que indica la incorporación de fino, amontillado, oloroso o Pedro Ximénez. La sopa con tomate, el gazpacho, el menudo con garbanzos se hacen seguir de torrijas o torrejas -pan con vino y frito-, y tocinos de cielo -flan de yema de huevo-, a todo esto agregue el vinagre, los vinos y el brandy con denominación de Origen. Continuará.