Octubre 8, 2024
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IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave

El arte chino y los recuerdos

La noche de este miércoles en el Teatro de la Ciudad fue de excelencia, con la presentación de una cascada de arte y cultura que se tituló en forma apropiada: “China y México con manos unidas”, un espectáculo artístico dentro del marco del “Año de Intercambio Cultural China-América Latina y el Caribe”, donde las expresiones de ambos países se manifestaron esplendorosas y de ahí los aplausos incontenibles de los presentes.

 

Fue de tal manera sublime esa tonificación del espíritu, que los recuerdos se vinieron imparables, recordé que este Teatro que originalmente se llamó Xicoténcatl, otras reseñas aseguran que éste fue derribado y sobre el mismo predio, Esperanza Iris, La Reina de la Opereta, construyó su propio teatro al que le puso su nombre. Este foro, Patrimonio Cultural de la Humanidad, fue inaugurado en 1918.

Presenciamos en esa velada el arte escénico chino con sus famosos Tres Tenores, sus bellas canciones con femeninas voces acompañadas de sus instrumentos milenarios; el ballet acrobático, en algunos momentos, fue de tal manera perfecto que no obstante lo complicado por difícil del mismo, no hubo ni la más mínima falla, la actuación de la música, la escenografía, la mayoría computarizada y el equipo de sonido, perfectos.

En este teatro, considerado uno de los inmuebles más bellos del Centro Histórico de la Ciudad de México, cuando dirigimos primigeniamente el Instituto Mexicano de la Radio, IMER, todos los lunes presentábamos, para cumplir con el propósito de difusión y conocimiento de lo nuestro, el espectáculo del Grupo Impulsor de la Música Mexicana que dirigiera, hasta su prematuro fallecimiento, María de Lourdes, la única Embajadora de la Canción Mexicana, representaciones que grababa Televisa y los viernes las transmitía en su desaparecido Canal Cultural.

Las luces y los colores lo llenaron todo, y en el mismo nombre de una de las danzas, las artes marciales, a cargo de un grupo de adolescentes y una contorsionista cuyos movimientos se alternaron con el ballet, el festival de las montañas y la Fragancia Hechizante de la Opera de Pekín, fascinaron a los espectadores.

Sigo en los recuerdos, Esperanza Iris, de 45 años, casó con el estupendo barítono Paco Sierra, de 23, todo era felicidad, ambos triunfaban en los escenarios; sin embargo, Paco comete su primer error, un amorío con la doméstica de la casa, se le perdona, pero cuando regresa de Estados Unidos, adonde había viajado para comprarle un automóvil a la Diva, se encuentra con el ingeniero Emilio Arellano Schetelige, y ambos en sus ansias de hacerse ricos idearon un plan macabro.

En aprovechamiento de un programa de desarrollo agrícola en Oaxaca, convencen a varios trabajadores del campo de viajar a ese estado. A los mismos les compran seguros y como beneficiarios  a los mencionados promotores. Todo falla, a los autores del plan los detienen y los enjucian, a Paco Sierra, lo condenan a 18 de prisión, apela y le cargan 35 años.

En la Peninteciaria de Lecumburri, Paco Sierra lleva a cabo una gran labor cultural y de arte. Forma grupos musicales y coros de gran categoría. Casa con la doméstica en prisión con la que procrea más hijos.

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