LA MADRE HECHA POESÍA O LA POESÍA ES LA MADRE
Por Teodoro Rentería Arróyave
Para miércoles 10 de mayo de 2023
A Silvia, mi amor, a todas las Mamás en su día y a nuestra muy querida nietecita, María Fernanda Rentería Valencia, la artista de la familia, en su día cumpleaños. Felicidades hoy y siempre.
Es bien cierto que el tema de la maternidad ha servido como inspiración a muchos poetas y prosistas a lo largo de los tiempos. Desde décadas hemos divulgado las poesías de mi padre, el médico-poeta, Fortino Rentería Meneses y del tío Fernando Celada Miranda; ahora vamos a difundir cinco poemas de poetisas y vates, como un homenaje en honor de las madres en su día, al margen de los intereses comerciales en que han convertido la celebración.
Iniciemos con “Dulzura”, de la poetisa chilena, Gabriela Mistral contenida en su libro “Ternura” -1924-, en el que el hablante lírico expresa todo el amor que siente hacia su madre. Refleja esa unión maternofilial que viene, incluso, desde el propio vientre de la madre.
Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo,
deja revolverlo
sobre tu regazo.
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío,
y en tus brazos locos
tenme suspendido.
Madrecita mía,
todito mi mundo,
déjame decirte
los cariños sumos.
El argentino Álvaro Yunque hace gala de los poemas infantiles, esta es una prueba fehaciente:
Mamá: cuando sea grande
voy a hacer una escalera
tan alta que llegue al cielo
para ir a coger estrellas.
Me llenaré los bolsillos
de estrellas y de cometas,
y bajaré a repartirlos
a los chicos de la escuela.
Para ti voy a traerte,
mamita, la luna llena,
para que alumbre la casa
sin gastar en luz eléctrica.
Y el grandioso poema, “A mi madre” del insigne Édgar Allan Poe. El autor estadounidense, nos recuerdan que también dedicó su poema a su madre adoptiva. La prematura muerte de su mamá biológica influyó significativamente en su obra. En esta composición menciona a ambas, pero en ella destaca el amor que ha profesado hacia Francis Allan, por ser mucho más que su madre.
Porque creo que, en los cielos, arriba,
los ángeles que uno a otro se susurran
no hallan entre sus palabras de amor
ninguna tan devota como “Madre”,
desde siempre te he dado yo ese nombre,
tú que eres más que madre para mí
y llenas mi corazón, donde la muerte
te puso, libre el alma de Virginia.
Mi propia madre, que murió muy pronto
no era más que mi madre, pero tú
eres la madre de a quien yo quería,
y así eres más querida tú que aquella,
igual que, infinitamente, a mi esposa
amaba más mi alma que a sí misma.
El “Amor”, de Pablo Neruda que forma parte de su etapa inicial en la poesía, es todo un dechado de su cariño filial.
Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasará sin pena al lado mío
y ¿saliera en la estrofa? Limpio de todo mal.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, ¡amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía amarte más.
Y todavía amarte más y más.
Cerramos con el “Amor filial”, del bardo nayarita, Amado Nervo que es uno de los mayores representantes del modernismo hispanoamericano, en verdad está dedicado a sus progenitores.
Yo adoro a mi madre querida,
yo adoro a mi padre también;
ninguno me quiere en la vida
como ellos me saben querer.
Si duermo, ellos velan mi sueño;
si lloro, están tristes los dos;
si río, su rostro es risueño;
mi risa es para ellos el sol.
Me enseñan los dos con inmensa
ternura a ser bueno y feliz.
Mi padre por mi lucha y piensa,
mi madre ora siempre por mí.
Así es y será: LA MADRE HECHA POESÍA O LA POESÍA ES LA MADRE.