DON SAÚL URIBE AHUJA, EJEMPLO DE VIDA QUE PERDURARÁ POR SIEMPRE (I, II y III)
Por Teodoro Rentería Arróyave
Para viernes 12 de agosto de 2022
A mi querido padre, doctor, poeta y patriarca de una gran familia, doctor Fortino Rentería Meneses, en su CXXI aniversario de su natalicio.
PRIMERA PARTE
La plataforma española de difusión internacional elmercuriodigital.es así como múltiples medios, tuvieron a bien publicar nuestra serie cuyo título ilustra esta entrega y que se inició el 12 de agosto de 2020; hoy a 2 años de que emprendiera el viaje al éter eterno el abogado-humanista, la reproducimos íntegra y con las dedicatorias de aquel entonces, porque su valor intrínseco y fraterno es un regalo de amistad que nos enaltece del inolvidable Saul,
En la víspera, después del mediodía, informamos a todos los colegas periodistas, académicos y compañeros abogados: Con todo el dolor del hermano-amigo, les comunico que el grande entre los grandes abogado-humanista DON SAÚL URIBE AHUJA hace unos momentos emprendió el viaje al éter eterno al perder la batalla ante COVID-19, tras 92 años de fructífera vida. Acompañamos en su dolor a su familia, a su pareja, la también muy Querida Amiga, María Luisa Ureña e incontables amigos.
Nuestro Comentario a Tiempo del 19 de junio de 2018, titulado “Don Saúl Uribe, Ejemplo de Vida” dividido en dos entregas, mismo que fue colofón del libro “Testimonios y Reflexiones” de la autoría de otro estupendo amigo y maestro, Gonzalo Martré, hoy queremos reproducirlo -actualizado-, porque el mismo refleja la rica y ejemplar vida de ese luchador nacido en Veracruz, radicado en Hidalgo y ciudadano de México y del mundo.
“A don Saúl Uribe Ahuja, lo conocí tarde, escasos tres meses antes de que cumpliera sus primeros 90 años -11 de junio de 2018-, sí, fue un retraso involuntario porque este personaje es de esa estirpe de mexicanos, qué en lo personal es todo un gusto y honor coleccionar, en el término más excelso de la palabra.
El vocablo es exacto, ya que todos tenemos la debilidad de coleccionar cosas bellas que nos gustan, desde simples objetos hasta joyas, desde lacónicos volantes hasta los libros más conspicuos y grandiosos.
Cuando se trata de seres humanos, el momento de la química que se da entre dos o más es sublime por todos conceptos. Por algo uno de nuestros libros se titula: “Mi Vida son Mis Amigos”.
Un hombre que sufrió la traición por ambición de seis de sus ocho hijos, después de haber sufrido dos embolias cerebrales, una operación de carótida que provocó que su voz se hiciera tenue, que tuvo que usar por más de 6 años silla de ruedas, ayuda personalizada, y nunca se arredró y de ninguna manera aceptó estar postrado, es digno de todo reconocimiento.
Un hombre que fue propietario de la Hacienda de San Francisco de Ocotepec de Apan Hidalgo, misma que perteneció a la Heroína Libertaria, Leona Vicario, que la heredó de su padre en 1950, que la preservó como lo que es un patrimonio histórico-cultural de nuestro México y que la enriqueció con obras de arte: pinturas, esculturas, mobiliario, vajillas y muebles de la época y otros con madera de sabino construidos por artesanos en la propia carpintería de la casona.
Un hombre que luchó por la preservación del Acueducto de Zempoala, que los lugareños lo bautizaron como Acueducto Tembleque en honor de su constructor en 1572, el Padre Francisco Tembleque, que gracias a sus esfuerzos y apoyado por patronato que presidió, lograra que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, el 5 de julio de 2015, lo declarara Patrimonio de la Humanidad.
Hombre que a esa edad y hasta su fallecimiento, asombraba a catedráticos, investigadores y estudiantes de las escuelas de educación superior, en especial de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, UAEH, por su sabiduría y erudición.
Un hombre que desde hace muchos ayeres, me platican, fue mecenas de escritores, periodistas y poetas, como Francisco Liguori y el mismo Gonzalo Martré, que gustó de la buena bohemia: tertulias donde se canta, se expresan pensamientos en pequeños y magníficos discursos y se declama.
Exacto, este ser humano excepcional, Don Saúl Uribe Ahuja, fue nada más y nada menos, recurro al lugar común porque es válido, un ejemplo de vida. Lo dijimos en aquel entonces y lo repetimos ahora: “Salud don Saúl/ por su nonagésimo aniversario/ en plena lucidez y vitalidad, / ejemplo de vida para la inmortalidad.
Desde la víspera del 11 de agosto de 2020, ya mora en el eterno éter. CONTINUARÁ,