Por Luis Miguel Loaiza
*Regreso a una normalidad anormal
*Mariela Gutiérrez podría hacer historia en Tecámac
El regreso a la “nueva modernidad”, tendrá que ser analizado en todas y cada una de sus vertientes, no solo la social y la económica sino también la sanitaria en el Estado de México, pues parece una incongruencia que se utilice esta última como bandera de compromiso de las diferentes estelas de gobierno al anunciar reiteradamente que lo más importante es la salud y que no habrá regreso a las aulas escolares si no se tiene semáforo verde y que se seguirán protocolos estrictos de prevención y muchas “y´s”.
De entrada es un tanto absurdo que se anuncie que una de las medidas es el lavado frecuente de manos y la sanitización de escuelas cuando hay por lo menos mil 200 planteles sin servicio de agua (cifras oficiales) en la entidad mexiquense, que si no tienen el vital líquido para lavado de manos, menos para realizar faenas de limpieza a fondo de aulas y demás.
Que será obligatorio el uso de cubrebocas para alumnos y maestros, cuando un 60 por ciento de la población vive en pobreza o pobreza extrema y no se ha dicho, o por lo menos no públicamente, si existe un presupuesto especial para medidas preventivas o la reasignación de alguno en especial para destinarlos al apoyo de las escuelas y principalmente a las de las zonas rurales.
En el lado económico no se sabe qué apoyo tendrán los gobiernos locales para solventar el déficit financiero que obviamente tienen por la poca captación de impuestos y que ha generado, como en el caso de Toluca, que presuntamente a los empleados de confianza les disminuyan el sueldo y hasta les hagan firmar una carta renuncia sin fecha.
Ahí sí será importante saber si hubo violación de los derechos laborales de los empleados pues no se establece en ningún artículo que los trabajadores deban firmar por adelantado dichos documentos o la disminución de sus salarios.
En otro tema, parece que entre tantos alcaldes que se quieren reelegir y están buscando la manera de hacer campaña adelantada hay un caso diferente pues en Tecámac es la población la que trata de convencer a su alcaldesa Mariela Gutiérrez de que busque gobernar otro periodo al creciente municipio y es que mientras la pandemia paralizó literalmente la obra pública en la mayoría de municipios, el gobierno de Gutiérrez Escalante siguió como si nada pasara.
Parece que losanuncios de ahorromillonario que ha logrado en suadministración superior a los 100 millones el añopasado y la obra que realiza en HéroesTecámac, la UnidadHabitacionalmásgrande del país, le ha servido a la Morenista para ganarse sin publicidad el derecho a ser la primer mujer en posibilidad de reelegirse, siempre y cuandosupartido lo permita y ellaquiera.
Tan es así que consultandolosresultados a una encuesta que realizó la empresa “Massive Calller” sobre las preferenciaspolíticas en distritos y municipios, a un año de la elección intermedia refleja que en Tecámac el trabajorealizadopor la alcaldesa Gutiérrez Escalante, es correspondidoporlosciudadanos con una intención de voto superior al 53%, lo que tornahartocomplicado el escenario a sus adversarios, cuyospartidos no podríansuperar a morena, incluso, sifueran en una alianzasobre la que muchosespeculan y que desesperadamenteintentafraguar y encabezar el expresidente municipal panista, Octavio German Olivares, dada la escasez de cuadrospolíticos en el PRI.
La intención de Germán Olivares es sanapuesél y la actual presidente municipal son losúnicos que hanlogradoderrotar al poderosoimperio, no del PRI, sino de Aarón Urbina, perodeberecordar que el PAN apenasalcanzólos 25,571 votos en la elección a la presidencia municipal, contra losmás de 96,000 que logró la morenista, es decir que solo unidostodoslospartidos en la próximaelección intermedia podríandarbatalla a Morena, pero con la intención de votocreciendo a favor del partido de AMLO, se antojadifícil.
Habría que olvidarse del clan Urbina para presentar un buen prospecto y el único buen político que resta o sea Eduardo Bernal ha sido destrozado por su propio partido por ser de los pocos que se atreven a diferir de las decisiones cupulares.
