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Kabul, Afganistán
Un coche bomba que explotó el viernes frente a un estadio deportivo en la sureña provincia sureña de Helmand mató a 14 personas e hirió a otras 45, dijo un funcionario.
Aminullah Abed, el jefe del departamento de salud pública de la provincia, dijo que las víctimas se recibieron en un hospital en la capital de la provincia, Lashkar Gah, con seis heridos en estado crítico y muchos otros quemados sin posibilidad de reconocimiento.
La explosión ocurrió luego de que las celebraciones afganas del año nuevo terminaran y los juerguistas volvieran a casa, agregó.
Omar Zwak, portavoz del gobernador provincial, dijo que 14 personas murieron y otras 45 resultaron heridas.
El jefe de la policía provincial, Abdul Ghafar Safi, dijo que la explosión fue llevada a cabo por un atacante suicida y que el blanco era civiles. No hubo funcionarios de alto rango presentes o perjudicados en el estadio, agregó.
La oficina del presidente afgano Ashraf Ghani emitió una declaración condenando el “brutal ataque terrorista”.
Ningún grupo se adjudicó de inmediato la responsabilidad del ataque.
Tanto los talibanes como el grupo Estado Islámico, cuya filial en Afganistán se ha fortalecido desde que surgió en 2014, han intensificado los ataques recientemente, en lo que los analistas dicen es una campaña de violencia destinada a socavar al gobierno respaldado por Estados Unidos.
El 27 de enero, un atacante talibán condujo una ambulancia llena de explosivos al corazón de la ciudad, matando al menos a 103 personas e hiriendo a unas 235.
Los talibanes reivindicaron el ataque de ambulancia, así como un ataque una semana antes en el que milicianos irrumpieron en un hotel de lujo en Kabul, mataron a 22 personas, incluidos 14 extranjeros, y desencadenaron una batalla de 13 horas con las fuerzas de seguridad.
Los recientes ataques han subrayado las debilidades de las fuerzas de seguridad afganas más de 16 años después de que la invasión encabezada por Estados Unidos derrocara a los talibanes.
También plantean preguntas sobre la estrategia del presidente Donald Trump para ganar la guerra más larga de Estados Unidos, que se anunció en agosto, pero ha cambiado poco en el terreno. Esa estrategia se basó en intensificar la presión militar sobre los talibanes para obligarlos finalmente a entablar conversaciones de paz con el gobierno. EL DEBATE