IMPULSO/Marco Antonio Montiel Mondragón
Entre columnas
Existen personas tan importantes que llegan a tu vida y cambian por completo tu destino, Eliseo Lugo Plata, músico, periodista, maestro, amigo y hermano, él toco en lo más profundo muchas vidas, la mía, por ejemplo, tiene un antes y un después de conocerlo, su intervención me dio la oportunidad de iniciarme en el camino del periodismo y la comunicación política.
Nuestro primer encuentro fue de lo más místico y extraño, como tenía que ser, una luz me llevo hasta su camino y desde ese momento mi historia cambio. Él me enseño por ejemplo a qué huele un periódico recién nacido, que la amistad no tiene edad y que, por más difícil que sea la causa, si ésta es justa, vale la pena luchar.
Como su aprendiz, mi primer trabajo fue ordenar miles de periódicos atrasados, poco después, fui su acompañante para a dar platicas sobre la historia del PRI, talleres de historia de México, cursos de redacción; fuimos a muchos eventos políticos y entrevistas de semblanza, llegamos a respetarnos como iguales y ése fue el más grande regalo que me dio. Trabaje como su reportero de política, su consejo siempre fue “distínguete de los demás siendo creativo, más no ocurrente”.
Por él conocí a muchas personalidades, periodistas, políticos, artistas y amigos de vida, siempre me presentaba de una manera que me hacía sentir importante diciendo que por mi sangre corre la genética de uno de los más grandes hombres de México: Maximiliano Ruiz Castañeda. Eliseo siempre estuvo orgulloso de Acambay y, aunque nació en Temascalcingo, siempre vio Los Peñascos de Dios como el lugar de donde venía y a donde algun día regresaría.
Deje de trabajar con él, pero nuca perdí su consejo y amistad, en todas las decisiones importantes de mi vida, lo consulte valorando su guía. Le presente a todos mis amigos, familia y personas importantes en mi vida, nunca dejé de agradecer su amistad a veces llevándole libros y música, otras más sólo hablando para ver cómo se encontraba.
En una ocasión, me colé en un auditorio donde daba una conferencia y levante la mano como un asistente más, le pregunte lo que en privado nunca me atreví ¿Por qué no fuiste político?, sonrío y me dijo: “Marco, siempre he sido político al igual que tú”.
Con tristeza recibí la noticia de su partida, asistí a su velorio donde constate que yo simplemente fui una de las tantas personas a las que Elíseo influyó, miles pasaron para honrarlo, entre periodistas, masones, políticos y familiares. Me di cuenta de que una de las misiones de vida de Eliseo fue conectar personas, casi todos nos conocíamos porque en algún punto él nos unió.
Cuando Eliseo escribió el libro de mi abuelo, Gregorio Montiel, le prometí que yo escribiría algún día su biografía, sé muchos datos de su vida, con los que puedo contar la historia de un hombre que trascendió en muchos ámbitos, en el académico, periodístico, musical, en el camino liberal, sobre todo cómo fue una especie de gurú, ‘coach’ o guía que acompañó el desarrollo de la vida de muchos hombres y mujeres.
Al final, me quedo con las amables palabras de su señora esposa cuando le di el pésame, me dijo: “Te quiso como a un hijo”, él nunca me lo dijo, como yo tampoco le dije que lo quise como a un padre.