IMPULSO/ Marco A. Montiel Mondragón.
Tres cambios que los jóvenes queremos ver en la XXII Asamblea Nacional del PRI
En México, hay una necesidad urgente de buenos políticos, prueba de ello es el bajo índice de votación electoral entre los jóvenes: 30%, así lo señala el Instituto Nacional Electoral (INE).
Los mayores de 18 años pero menores de 30 años, están buscando nuevas respuestas ante un entorno nacional complejo, apostando ante un cambio político, con miras a demoler un sistema con señales de agotamiento, pero sin proponer algo viable para sustituirlo.
Bien lo escribe Juan José Rodríguez Prats en su libro cartas a un joven político: “En todas partes hay movimientos muy claros en rechazo a todo pero, a su vez, sin tener claro a favor de qué. Lo más grave ha sido el profundo divorcio entre la ciudadanía y la política”.
El PRI tiene hoy la gran oportunidad de escuchar a los jóvenes y tomar en serio su visión de futuro, recientemente la Secretaria General del partido, Claudia Ruiz Massieu, hizo un llamado a los alumnos de la 4 Generación de la Escuela Nacional de Cuadros.
“En el PRI requerimos de nuestros jóvenes hoy, su capacidad crítica, su audacia y su ambición para cambiar a tiempo lo que es necesario, no mañana, cuando ya sea tarde”.
Pero ese “ya sea tarde” está a la vuelta de la esquina, la pasada elección de Gobernador en el Estado de México, nos mostró como serán las campañas electorales de aquí en adelante, más competitivas y los triunfos más cerrados, esto obliga a el PRI a renovarse y leer bien las señales de cambio.
El futuro es de competencia y conocimientos, es por eso que el PRI requiere nuevas formas de hacer política, demostrando primordialmente que se puede hacer política con ética, solo así lograr revertir los bajos niveles de confianza derivados de la corrupción y la decepción social entre tener buenos candidatos y malos gobernantes.
Aquí, tres cambios que, considero, a muchos de los jóvenes del PRI les gustaría ver en la XXII Asamblea Nacional:
1. El mayor reto para el PRI es dejar de enfocarse solamente en triunfos electorales y tener como prioridad obligar a los que ganen a cumplir lo que prometieron en campaña.
2. Crear mecanismos eficientes y rápidos para que los malos gobernantes, servidores públicos o militantes que falten a los principios del partido, puedan ser expulsados lo antes posible, y no esperar hasta que la situación es insostenible, demostrando que los priistas somos los primeros en desaprobar estas actitudes, y que estos comportamientos no representan a la mayoría.
3.Dotarle las atribuciones necesarias a la Defensoría Nacional de los Derechos de los Militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), para que, en un lapso razonable de días hábiles, pueda justificar, sustentar y explicar, de manera documental o presencial a un militante, porqué él o ella no resultó elegido para una candidatura a la que aspiraba.
