IMPULSO/
Luis Miguel Loaiza
Coacalco se ha convertido en una verdadera simbiosis de intereses particulares y de grupo para quienes llegan al poder en detrimento de más de 450 mil habitantes de un nivel educativo clasemediero, aprovechando que esta localidad no cuenta de facto con una identidad propia, es decir que fue poblado con gente venida de la ahora Ciudad de México y de provincia que por muchos años ha mantenido a “la casa de la serpiente” en un municipio dormitorio, aunque ahora un importante sector se dedica al negocio informal al no haber fuentes de empleo de gran envergadura.
Gobernado mayormente por el PRI y en algunas ocasiones por el PAN, Coacalco no ha logrado repuntar en ninguna de las áreas sociales, pero sí en la de corrupción, carencia de servicios e inseguridad.
Los resultados del pasado proceso electoral definieron, según los entendidos, el hartazgo de la gente hacia el sistema de gobierno actual y la necesidad de un cambio, pues lo que se ha hecho no ha sido suficiente; se habla hasta el cansancio de que, en el proceso del 2018, independientemente de los resultados en la elección federal, el Gobierno municipal podría pasar a manos de la oposición, llámese el frente PAN-PRD o Morena, que por cierto ya ganó este año el voto coacalquense.
Los errores en la actual administración que preside Erwin Castelán, hijo putativo de Roberto Ruiz Moronatti (el alcalde que dejó “en quiebra” a la administración pública) han sido factor decisivo para que la gente ya no quiera saber nada del PRI.
Hoy por hoy, la opción más fuerte es la que presenta Morena y en su proceso selectivo para definir al coordinador local con Darwin Eslava Gamiño a la cabeza, seguido por Agustín Sánchez Soberanes y Rogelio Luna Olivares ha inquietado a más de un priista, pues saben que, si sale de ahí el candidato de Morena a la Alcaldía, no habrá mucho que hacer, y es que, en el caso de Darwin, apoyado de sobremanera por su tío, el exalcalde Alejandro Gamiño Palacios, el PRI se enfrentaría a una verdadera maquinaria aceitada y con recursos humanos y económicos importantes, pues Alejandro Gamiño, pese a la guerra sucia en su contra, tiene miles de seguidores y ellos apoyarían de manera inmediata ese proyecto.
Erwin Castelán el actual alcalde, trabaja duro pero en contra de su propio partido, dejando ver claramente la división grupal, como sucedió con la también aspirante a sucederlo, Carolina Guevara, quien realizó un evento de apoyo a personas vulnerables y con la presencia de la directora general del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, Laura Barrera Fortoul, evento al que ni por asomo se presentó el Presidente Municipal, ni siquiera mandó un representante personal por lo menos para “tapar el ojo al macho”, tampoco la titular del DIF de Coacalco, convirtiendo el evento en una grosería para un sector tan importante como lo son las personas con discapacidad y un error de ética política para la representante del propio presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Esas divisiones siguen mostrando la división y flaqueza de un partido que se prepara para la derrota antes que para defender lo imposible: un triunfo.
Si hablamos de manera real, sólo tres políticos han dejado huella en el municipio, ellos son María Luisa Marina de Suárez, Alejandro Gamiño y David Sánchez Isidoro.
Para que el PRI pudiera retener el poder en ese municipio hundido en la delincuencia, la carencia de servicios, la corrupción y ser uno de los tres más endeudados, proporcionalmente hablando, el Tricolor tendría que mandar a un verdadero gallo a la contienda, pues, con el respeto que se merece la diputada Carolina Guevara, no es su momento, habrá que madurar políticamente para enfrentar un reto tan importante como lo es la elección del 2018 con el fenómeno pejista y la desilusión de los coacalquenses hacia su gobierno local.
Sin más rodeos, para que el mi partido pueda asegurar el triunfo, sólo hay uno que puede dar batalla a Morena y ese es David Sánchez Isidoro, dos veces alcalde y actual diputado federal, pues mantiene una estrecha relación con la gente, tiene estructura y solvencia para enfrentar el mayor reto que como partido tienen enfrente.
Alejandro Gamiño Palacios podría acercar a los viejos panistas y perredistas en apoyo de Morena y de su sobrino.