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Chile
Chile ha llegado a la 68ª edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, que empezó este jueves y se celebrará hasta el 25 de febrero, con dos estrenos cinematográficos, la primera serie de televisión nacional en llegar al certamen y el recuerdo fresco del éxito que obtuvo en 2017 con Una mujer fantástica. La cinta de Sebastián Lelio, que un año después compite por el Oscar a mejor película extranjera, obtuvo un Oso de Plata al mejor guion y un Teddy Award como mejor largometraje con un protagonista LGTB, la actriz trans Daniela Vega. Lelio también fue nominado al Oso de Oro como mejor director.
En la categoría Panorama aparece Marilyn, una coproducción con Argentina que, además, es la ópera prima de Martín Rodríguez. La cinta, basada en hechos reales, cuenta la historia de Marco (Walter Rodríguez), un joven que enfrenta la muerte de su padre y lucha a diario con la dura vida en el campo argentino y sus deseos de que llegue el carnaval para expresarse como se siente.
En el otro papel protagónico de la película aparece la chilena Catalina Saavedra, que obtuvo reconocimiento internacional por su rol estelar en La nana, el drama chileno que estuvo nominado a un Globo de Oro en 2010.
El 22 de febrero será el turno de los directores chilenos Cristóbal León y Joaquín Cociña con La casa de lobo en la categoría Fórum, con lo más innovador del festival. Los directores se inspiran en Colonia Dignidad —el asentamiento sectario que fue escenario de tortura y pederastia al sur de Chile— para construir, como si fueran parte de la agrupación, un cuento de hadas mientras narran la historia de María, una joven que intenta escapar.
Como parte de las actividades del festival serán cuatro los créditos chilenos que participarán en Berlinale Talents. Además, se presentará como trabajo en producción la película El gol más triste, sobre la serie clasificatoria al Mundial de Alemania 74 que enfrentó a las selecciones de la URSS y Chile sólo días después de que las Fuerzas Armadas derrocaran al presidente Salvador Allende. Los personajes principales son interpretados por Luis Gnecco (Neruda, No) y Alfredo Castro (El club, Tony Manero).
La sombra del golpe
También sobre los días de la dictadura chilena, pero en otro soporte, se exhibirá por estos días Mary & Mike, la producción que tendrá el privilegio de ser la primera de origen chileno en ser mostrada durante la Berlinale como parte del Drama Series Day. La serie será estrenada en toda América Latina por el canal Space y aborda la vida de Mariana Callejas (Mariana Loyola) y Michael Townley (Andrés Rillón), el matrimonio de sicarios que trabajó para la policía de Pinochet y autores de cruentos asesinatos como el del excomandante en jefe del Ejército y opositor al golpe Carlos Prats en Argentina y el atentado contra el político de izquierda Orlando Letelier, en Estados Unidos.
Andrés Wood, director de Machuca, sobre un niño pobre que es trasladado a un colegio de clase alta en los días previos al golpe, trabajó para el proyecto como show runner y plantea a EL PAÍS las diferencias de Mary & Mike: “Es la historia personal cruzada por la historia política del país, pero intentamos salirnos de esos mundos [los de su filmografía] y entrar con otra perspectiva, la de los que ganaron con el golpe militar”.
Para hacer la historia universal, plantea Wood, en la construcción de la historia se trabajó con expertos de las dos señales televisivas involucradas. “La mirada de la serie se centra en cómo esta familia cruza su vida cotidiana con sus misiones, la complejidad política está en el contexto, no tiene un rol protagónico”, añade.
Matías Cardone, uno de los productores de la serie, cuenta que llegar al producto final tomó cuatro años en los que la investigación y escritura de guiones fueron el principal desafío. Wood, por otra parte, valora la posibilidad de participar en festivales como la Berlinale y asegura que la mejor manera de lograrlo es con trabajos globales. “Tenemos fe en que Mary & Mike va a ayudar a otras producciones nacionales a encontrar sus espacios de producción y emisión”, cierra esperanzado. EL PAÍS