IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
Chivas volvió a perder. Eso no es novedad. Guadalajara volvió a verse mal. Tampoco es nuevo. Lo malo es que la nación tapatía se está acostumbrando a perder, y quizá resignándose al olvido.
Tercera derrota seguida en pretemporada: Primera 1-5 ante River Plate; después 0-2 ante Boca Juniors, y ahora 2-1 frente a la Fiorentina en el marco de la International Champions Cup.
Nueve goles en contra, sólo dos a favor. Poco accionar en conjunto, mínima aparición de las individualidades. ¿A qué aspira el Guadalajara en el Apertura 2019? A poco o a nada. A jugar al límite del infarto. A sostener a cada jornada el proyecto endeble de Tomas Boy. Hoy las Chivas están en crisis y ni siquiera ha comenzado el torneo.
Chivas mejoró, por momentos fue mejor que la Fiorentina, equipo de media tabla en Italia, que en base a físico, le dio la vuelta al marcador y aplastó el poco ánimo que le queda al Rebaño.
“La Chofis” puso en ventaja a Chivas con un calcetinazo que se volvió en gol gracias a un desvío (25′). Enseguida Giovanni Simeone, el hijo del Cholo, igualó de remate con la cabeza y en el segundo tiempo Riccardo Sottil con tiro cruzado puso cifras definitivas (52′).
Chivas pudo anotar más goles, pero Alan Pulido volvió a mostrar su nula responsabilidad al tirar un penalti de un modo que no domina, en un momento en que el equipo necesita seriedad y lo único que consigue es vergüenza. Viene otro juego en la ICC, contra Benfica el sábado, en el que habrá suplentes porque el domingo se jugará ante Santos.
Increíble, Guadalajara quiere que termine una pretemporada de pesadilla, para empezar una Liga que parece será para ellos un infierno.