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Cassini, sonda espacial que llegará a Saturno

IMPULSO/ Edición Web
Estados Unidos
En 1610 Galileo Galilei realizó las primeras observaciones de Saturno. El astrónomo describió sus anillos como extraños apéndices similares a dos asas u orejas. Pasaron cincuenta años y con un telescopio más potente, el holandés Cristiaan Huygens se dio cuenta que el elemento alrededor del planeta era en realidad un anillo plano y delgado. Casi cuatro siglos después, las herramientas para observar mejor a este planeta, nueve veces más grande que la Tierra, migraron hasta el espacio.
Una sonda concebida por científicos de la NASA (La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio en EU), la ESA (Agencia Espacial Europea) y la ASI (Agencia Espacial Italiana) se encuentra orbitando entre su compleja red de anillos en una misión “suicida” que lo llevará al interior de la atmósfera planetaria.
Así terminan trece años de estudios: con la oportunidad de que la sonda Cassini penetre el globo de hidrógeno y helio que conforma Saturno; una odisea histórica con la que se obtendrá información única y casi en tiempo real justo hasta el momento en que la nave se funda con la atmósfera planetaria. El 15 de septiembre es la fecha elegida para acabar el viaje.
Con sus propulsores encendidos sólo al 10% de su capacidad (para mantener su dirección), la nave buscará posicionar su Espectómetro de Masas para Iones y Partículas (INMS), el instrumento más importante para el muestreo de la atmósfera. Posteriormente, los propulsores irán tomando fuerza para adentrarse en su objetivo, y unas horas después la comunicación con la Tierra terminará cuando la antena pierda su orientación.

Se espera que la nave se desintegre tal como lo haría un meteorito. Los científicos decidieron que así se deberá conducir la sonda para obtener más datos de la atmósfera de Saturno, ya que de otra forma hubiera sido imposible penetrar en su ambiente. De esta forma, también se controla la destrucción del aparato y se evita contaminar las lunas con sus restos.

La misión Cassini-Huygens fue lanzada hace veinte años, aunque su gestación empezó en realidad hace más de tres décadas. En un video difundido por la NASA para darle seguimiento al “Gran Final”, como han nombrado a esta etapa del proyecto, se concentran diferentes testimonios de algunos miembros del equipo, como el caso de la científica Linda Spilker del Laboratorio de Propulsión a Chorro.

Cuando Spilker empezó a trabajar para el proyecto tenía una hija en el kínder y actualmente la que está en esta etapa escolar es su nieta. Para ella, uno de los secretos del éxito de la misión es la colaboración internacional de tres agencias espaciales. Su costo asciende a 3 mil 260 millones de dólares, de los cuales EU contribuyó con el 80%; mientras la ESA con el 15%; y la ASI con el 5% restante. Por otra parte, Julie Webster, Jefa de Operaciones, señala que la belleza de Cassini radica en su diseño, pues es una máquina monumental en el sentido más amplio de la palabra, no sólo es una de las más grandes, sino una con las misiones más largas y realizadas con mayor cabalidad.

OBJETIVOS CUMPLIDOS Y REBASADOS
Para los especialistas uno de los grandes logros de la misión fue haber expandido nuestro entendimiento de los tipos de mundos donde podría existir vida. Los expertos no se refieren al propio Saturno en sí, pues el planeta no tiene una superficie de verdad; está formado por una enorme bola de hidrógeno y helio con la forma de líquidos y gases arremolinados. Los lugares donde se han podido rastrear condiciones prebióticas son sus lunas, específicamente Titán y Encélado.
Titán es el único lugar del sistema solar conocido por tener un ciclo similar a las estaciones que ocurren en la Tierra; todo esto por la cantidad de líquidos que fluyen a través de su superficie. Los científicos vieron por primera vez a la luna más grande de Saturno, unos meses después de que la nave se colocará en su órbita, de hecho la fecha exacta de este encuentro lunar fue el 14 de enero de 2005.
Ese día la sonda Huygens, un exitoso diseño de la ESA, se despegó de Cassini y se convirtió en el primer explorador robótico en llegar a la superficie de esta luna y captar imágenes. Huygens fue una parte crucial de la misión. Con un peso de más de trescientos kilos y una circunferencia de más de dos metros, la sonda fue diseñada tal como si se tratara de un marisco de concha: con una “cáscara dura” que protege su interior de las temperaturas extremas.
Las observaciones de Huygens han llevado a que los científicos consideren a Titán en el selecto grupo de lugares en nuestro Sistema Solar que potencialmente podrían contener ambientes habitables. A medida de que Titán evolucione, podría ofrecer mejores condiciones para ser poblado aunque en un futuro aún lejano.
Las imágenes captadas por el robot mostraron escenas brumosas de lluvia, viento y montañas. Huygens también midió las señales de radio durante su descenso, sugiriendo la presencia de un océano de 50 a 80 kilómetros por debajo de la superficie lunar. En Titán, gases como el etanol y el metano son capaces de volverse líquidos por sus extremadamente bajas temperaturas.
Los especialistas piensan que en su océano se podrían encontrar diversas formas de vida, aunque con una composición química diferente a lo conocido en la Tierra. Se tiene planeado que para el 11 de septiembre Cassini efectúe su último vuelo sobre Titán, aunque a larga distancia: alrededor de 120 mil kilómetros aunque en la lejanía, su influencia gravitacional ayudará a bajar la velocidad de la nave. Otra de las formas en que sus creadores reconocen el poder de la misión es que se convirtió en una especie de máquina del tiempo, ya que permitió mostrar procesos físicos similares al desarrollo de nuestro Sistema Solar, así como de otras estrellas.

LOS ANILLOS DE SATURNO Y OTRAS JOYAS
Otro de los grandes éxitos de Cassini-Huygens nombrados por la NASA fue que sus datos e imágenes ayudaron a entender la complejidad de los anillos de Saturno y los procesos que los impulsan. Cassini aportó importantes observaciones para entender que existen muchas maneras de que surjan alrededor de un planeta; de hecho, se piensa que sus diversos anillos, algunos nombrados con las primeras letras del alfabeto, tienen diferentes orígenes.
Este sistema tiene cuatro zonas bien diferenciadas, los anillos A, B, C y D. Las teorías más fuertes, como la de Robin Canup, astrofísica de la Universidad de Colorado, coinciden en que hace 4 mil 600 años, un satélite de hielo y núcleo rocoso chocó contra el planeta formando sus principales anillos; sin embargo, existen otras zonas más difusas. En estas, existen anillos que fueron creados a partir de material expulsado de colisiones de meteoritos contra las lunas, como el caso de “G”, Janus y Pellene (estos dos últimos descubiertos en 2006, gracias a las fotografías de Cassini). Otro anillo, el más difuso de todos, el “E”, pudo ser creado a partir de trozos de hielo que cayeron de la luna Encélado; mientras que los científicos consideran que el “F” es resultado de la interacción de dos lunas. El número de satélites de Saturno es de 59 confirmadas, más otra decena en la mira.
Con el final de Cassini, Saturno simplemente finaliza una etapa, pero las investigaciones continuarán con otros posibles proyectos, como el El Enceladus Life Finder (ELF), que se centrará en la búsqueda de moléculas orgánicas en Encélado para entender nuevas formas de vida diferentes a las de la Tierra.
Cassini no fue diseñado para buscar vida microbiana; sin embargo, algunas gotas recolectadas en sus nubes de vapor dieron pistas de que una misión que explore a fondo esta Luna podría traer grandes sorpresas. EL SIGLO DE TORREÓN

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