Mantener vivos los ideales
“¡Tierra y Libertad!”, “¡Justicia Social!”, famosas consignas del movimiento revolucionario que se levantó contra un régimen autoritario, injusto y cruel. La riqueza, la poseían unos cuantos; en pobreza, más de la mitad de la población; la justicia, inoperante y caracterizada por la impunidad. Y, los políticos, velando por sus intereses personales, aunque ello implicara traicionar al amigo o desaparecer al oponente.
¡Qué familiar y vigente suena ese contexto del México Revolucionario!, han pasado más de cien años y la justicia social, igualdad y pobreza siguen siendo los temas pendientes. Urge luchar por tener un mejor país; no con armas ni con violencia, sino con educación, valores y respeto a las leyes, sobre todo, con la convicción de hacer de México, una gran nación.
Pero… ¿Cómo lograrlo si muchos niños y jóvenes crecen sin ideales?, hay quién ya no los inculca o los creen innecesarios. Se subestima el civismo, se desconoce la historia, nos convertimos en un pueblo sin memoria y, lo más grave, sin sentirnos hijos de una misma patria.
Se atribuye a Platón la frase: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre” y en el conocimiento universal del género humano sabemos que en todos los pueblos y culturas se han concebido ideales y se entrega todo -hasta la vida misma-, por ellos.
La palabra dignificaba al hombre; su buen nombre estaba de por medio si no cumplía con una promesa o si no respondía con valentía y firmeza a ideales como: patria, libertad, justicia, fraternidad y hasta su dios.
En el ámbito personal, tener ideales motivan para emprender acciones difíciles y que parecen inalcanzables; pero cuando son superiores, porque está de por medio el destino de una nación, la motivación es aún mayor, se adquiere un coraje único para hacer algo en favor de la patria.
Nuestros menores pueden emocionarse con historias de grandes conquistadores, con seres que se fijaban una meta y más allá de los peligros o contratiempos, la lograban, aunque en ello se les fuera la vida. Sin embargo, no dejemos de hablarles de los héroes sin capas ni navíos, de aquellos que no aparecen en los libros, peroestán dispuestos a mantener vivo un ideal y hacen todo lo posible porque su estancia en este mundo sea útil.
Los niños y jóvenes necesitan ejemplos vivos para imitar; seguir “héroes” de carne y hueso. No subestimemos la importancia que tiene para una nación inculcar el patriotismo y enseñar a luchar por la construcción de un México sin tantas desigualdades y asimetrías.
Hoy, más que nunca, necesitamos de héroes que saben librar su destino, sin esclavizar a los demás. De aquellos que con un trabajo honrado conquistan día a día la vida y como la Caja de Pandora, a pesar de la miseria humana, mantienen intacta la esperanza de que, a este México, le puede ir mejor.