Eliminemos las barreras arquitectónicas
No podemos hablar de una sociedad inclusiva, sino hay respeto a los derechos de los discapacitados. En la actualidad, existe una necesidad apremiante de aprender a convivir con personas con capacidades diferentes y apoyarlos, pero no sólo porque el 3 de diciembre se conmemore el Día de la Discapacidad, sino porque, más allá de los discursos, existe la convicción ofrecerles una mejor calidad de vida.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), mil millones de personas viven en el orbe con alguna forma de discapacidad, es decir, 15% de la población mundial. Sin embargo, la proporción de personas con discapacidad está creciendo, debido al envejecimiento de la población y al aumento de las enfermedades crónicas a escala mundial.
En México se estima que seis millones viven con una discapacidad y en la entidad, más de 600 mil personas tienen alguna limitación física o mental. El problema es que prevalecen las barreras arquitectónicas y humanas, sobre todo, no se han eliminado los obstáculos que entorpecen o impiden el libre desplazamiento de las personas con discapacidad
Las ciudades no están adaptadas para la discapacidad y urge desarrollar acciones integrales que permitan avanzar para conseguir la accesibilidad universal, pues, aunque existan leyes que se han creado exprofeso para conseguir tal objetivo, lo cierto es que no siempre cumplen sus objetivos y este sector está abandonado.
Estamos rodeados de muchos absurdos urbanos como rampas angostas con ángulosque imposibilitan el libre desplazamiento, pues el equipamiento generalmente está hecho para personas con capacidades normales coartando el derecho a las personas que sí lo padecen.
La realidad es quemuchos discapacitadostienen desafíos cotidianos porque hay una falta de sensibilidad hacia ellos. Lo cierto, es que se han acostumbrado a que no haya documentación en braille, a que las banquetas tengan bordos; que en las esquinas de las calles no haya señalamientos propios para ellos; que en el transporte público no se les respete su espacio y que les nieguen posibilidades de estudio en el nivel medio superior y superior
Si se trata de servicios públicos y diversión, casi nunca se disponen asientos o lugares preferenciales para personas con discapacidad y su localización es pésima tanto en cines, restaurantes, cafés, conciertos, espectáculos, estadios de futbol, áreas deportivas, teatros, plazas comerciales, etc.
En materia de transporte público, no existe quién ofrezca el servicio a personas con discapacidad, pues se usan sus espacios y es difícil mantener un servicio para ellos. Y si de vivienda se trata, existe mucha competencia para la construcción de casas en serie, pero ninguna está hecha para este sector porque se considera minoritario.
Si de salud se trata, en la mayoría de los casos, un discapacitado requiere de atención continua y de rehabilitación, pero no cuentan con un sistema de seguridad social que abarque de manera integral los servicios que necesita y se les niega la posibilidad de tener atención integral.
Es importante que como sociedad tomemos en consideración que una persona con una limitación física o mental tiene que enfrentarse a problemas de diversa índole: salud, inmovilidad, falta de empleo, pobreza, edad avanzada, olvido, discriminación, depresión y luto por lo perdido, situación que nos debe motivar a ser más humanos, para que no continúen en el estado de indefensión en el que se encuentran.