Agosto 14, 2024
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CAJA DE PANDORA

Guadalupe Rosas Suárez

Educación Universitaria: una esperanza abandonada por las campañas

La empatía es lo de hoy: “ponte en los zapatos del otro”. “Sé resiliente, desarrolla tu inteligencia emocional”, decimos una y otra vez a los jóvenes porque son el futuro de esta nación. En la aurora de este domingo, para muchos que aspiraron al nivel superior simplemente “el sol no brilló”, no fueron seleccionados y,con ello, se les acaba la posibilidad de acceder a un nivel universitario, porque las opciones públicas existentes no los convencen y siendo conscientes de su realidad familiar, difícilmente podrán pagar una universidad privada.Ahora a estudiar “lo que sea” o a trabajar “en lo que sea”, aunque de eso no hay chamba.

En el discurso alentador de los adultos, se les anima con el famoso: “por algo pasan las cosas o no era para ti”. Se les comenta que habrá más oportunidades o que busquen otra alternativa, pero cuando buscas otras opciones, te das cuenta de que la oferta educativa del sector público en el nivel superior es pobre, por más que se ha pretendido incrementarlael abanico de carreras sigue siendo insuficiente.

La Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) ofreció en sus escuelas, facultades, centros universitarios y unidades académicas profesionales18 mil 607 lugares, mil 758 más que el año pasado, equivalentes a un crecimiento de 10.4 por ciento.

Es plausible ese aumento de más del diez por ciento, pero cuando revisamos por licenciatura es altísimo el porcentaje de jóvenes que se quedan fuera: la Facultad de Medicina, por ejemplo, tuvo 240 lugares disponibles y aspiraron cuatro mil 751; para Ingeniería Mecánica, hubo 110 lugares disponibles y aspiraron 577; en Gastronomía, 120 fueron aceptados de más de 600; en Ingeniería en Sistemas, 110 de 439; en Diseño Gráfico, 100 de 564; en Relaciones Económicas Internacionales, 110 de 277.

Podríamos hacer una lista enorme y el común denominador es el mismo, no se acepta ni la mitad de los que aspiran, en algunos casos es menos de la cuarta parte.

Este clamor es similar cada año, sin embargo, aunque parezca queja añeja, el reclamo es vigente para nuestros gobernantes y políticos: ¿por qué no construimos más universidades públicas?, ¿por qué no se amplía el número de espacios disponibles para que nuestros jóvenes tengan opciones reales para seguir estudiado?, y, aunque suene a falacia, ¿por qué no se reduce el presupuesto de las campañas y se destina más del gasto público a la construcción y/o oferta de espacios en el nivel medio superior y superior?

En el discurso político con frecuencia escuchamos que “la educación es la mejor palanca para el desarrollo”, de verdad estoy convencida que la formación académica puede ayudarnos a conseguir un mejor nivel de vida.

Empero, ese anhelo solo queda en el discurso;las 11 opciones políticas que se encuentran en campaña, del 30 de abril al 2 de junio disponen de un presupuesto de 214millones de pesospara convencer al electorado que son la mejor opción.

Su preocupación y nerviosismo por el triunfo es obvio, como evidente el rompimiento del “pacto político de civilidad” signado en el Estado de México, como se dejó entrever en la acusación que ellíder nacional de Morena, Mario Moreno, hizo al gobernador Alfredo del Mazo y cuya apología casi inmediata la realizó el secretario General de Gobierno, Ernesto Nemer.

Sus prioridades son políticas, claro está, no figuran la educación superior; basta detenernos a analizar sus propuestas y es más con lo mismo, se dice “qué”, pero no se menciona el “cómo”.

Rara vez se encuentra un compromiso serio para aumentar los espacios universitarios.Contrario a lo que ocurre con los planteles privados, éstos crecen como “hongos”,cuan mercenarioshan convertido a la educación en un negocio del cual se benefician unos cuántos y no necesariamente nuestros jóvenes que aspiran a superarse.