IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
La lluvia no los esperó. Los más de dos mil seguidores de Café Tacvba, ansiosos por tomar sus asientos en la Sala Nezahualcóyotl se empaparon justo antes de poder entrar.
Algunos reclamaron la desorganización pero luego lo tomaron con humor y hasta hicieron porras para matar la espera. Ya adentro, se hicieron fotos en los carteles de Café Tacvba y entraron a disfrutar de un hecho histórico en la música: el segundo MTV Unplugged de una de las bandas más importantes de México.
Fue en 1995 cuando los Tacvbos hicieron su primer especial. Este martes, 25 años después, repitieron la experiencia aderezándola con el aprendizaje de tres décadas en la música y rolas que han sumado al repertorio. Sí, eran los mismos, y al mismo tiempo no.
Lo que en televisión o Internet se verá perfecto —en fecha aún por definir—, en vivo y en directo tuvo de todo, como una larga espera, chistes que rompieron el silencio, carcajadas y repeticiones de canciones. Muchos llegaron desde las seis al lugar, pasaron a las siete y la grabación comenzó hasta las nueve de la noche.
Una voz en las bocinas pedía un poco de paciencia para arreglar desperfectos, también hubo práctica de aplausos y a las 21:10, por fin comenzó la magia.
Entraron los integrantes del grupo y la orquesta dio inicio a uno de los 17 temas de la noche, “El espacio”, acompañados de un espectacular juego de luces. El público la aplaudió pero de pronto llegó la instrucción de ¡se repite!, y otra vez a generar el mismo ambiente.
–Muchachos, ¿se mojaron? —preguntó Rubén en ese inter—.
–¡Síii! –gritaron todos–.
–Una disculpa, por otro lado, ¡qué chingón que haya llovido!.
La canción se volvió a tocar y luego el vocalista agradeció la presencia de tantos amigos, también de Mario Santos al frente de la orquesta sinfónica. Siguió “Locomotora” y luego, una de las canciones más conocidos de la banda: “Chilanga banda”, obviamente coreada por todos.
“Eres” y “Al medio día” también fueron acompañadas por la gente. Este último, además, generó un efecto distinto al comenzar con un organillo como de esos que suenan en las calles del centro de la ciudad a diario. “Las batallas” y “Rarotonga” —dos de sus canciones más viejas —, se unieron al unplugged. Rubén evocó esa época de Café Tacvba como una caracterizada por “una bellísima ingenuidad”.
–Qué delicia son las mieles del amor, cuando el ser amado está cerquita y nos regala sus miradas, sus palabras ¡dénse besos! —agregó el músico al momento de cantar “Quiero ver” y “Vaivén”—.
Claro que, siendo fiel a su esencia, Albarrán también soltó otros mensajes en torno a la mariguana, a la madre tierra, al agua y a los animales.
–Qué, ¿sí les gusta el alcohol? mejor cámbiense a la mota. Hay que ponerse abusados porque se van a querer adueñar de la motita y la van a querer vender en los… pero pura mierda.
También habló de consumir frutas, verduras en lugar de animales pues, “lo peor de la humanidad está ahí, en los rastros, en el matadero”. En cuanto al agua, dijo que no es “un recurso natural” como muchos lo ven, sino una bendición que no debe ser usada ni para las minerías ni para el fracking.
–Muchos de estos choros que me estoy aventando no van a salir en el programa, pero no me importa — Dijo después—.
Entre sus invitados estuvieron Catalina García, con quien cantó “Enamorada”, David Byrne, con quien cantó “El Outsider” y Gustavo Santoalla, compañero de “Cantito”. También hubo una orquesta oaxaqueña que introdujo sonidos del estado a “Una muerte chiquita”.
Entre los 17 temas que integraron el Unplugged sonaron canciones nuevas como “Diente de León”. Hubo un ritual que la gente observó respetuosamente. Todos disfrutaron al cien por ciento la experiencia porque nadie sacó nunca un celular para grabar -como habían pedido-, al contrario, interactuaron con los músicos, les aplaudieron, cantaron con ellos.
Al final, después de las once de la noche, las más de dos mil almas se despidieron cantando “Volver a comenzar”, como si fuera un mantra, una posibilidad de salir de allí, casi a medianoche, con una energía positiva generada por la música, por esos cuatro artistas que han sido parte de sus vidas por treinta años.