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Bradley Cooper empuja sueño de Lady Gaga

IMPULSO/Agencia SUN

Italia

La alfombra roja del estreno de la película “A star is born” (Ha nacido una estrella), que dirige el actor Bradley Cooper y protagonizan él y Lady Gaga era un hervidero de paraguas de los cientos de fans que a pesar de la lluvia esperaban estoicamente a que las estrellas aparecieran. No les importó mojarse, ni que el vestido de plumas rosas que llevaba Gaga empezara a volverse cada vez más pesado. Ambos repartieron sonrisas, autógrafos y selfies.

Horas antes, ofrecieron una rueda de prensa en la que si algo quedó claro es la química que hay entre ambos. Gaga, como es usual, contó muchas anécdotas de los inicios de su carrera y es que el tema de la cinta incitaba a esas preguntas, pues en ella, la artista retoma el papel legendario de Judy Garland y Barbra Streisand de una cantante que es descubierta por una estrella de rock.

“Cooper me hizo sentir libre. Mi gran sueño era ser actriz y he conocido a muchas personas en el camino y de las 100, 99 no creen en ti, así que soy muy afortunada de estar aquí”, dijo emocionada, provocando los aplausos de la sala.

Y aunque Gaga tiene muchos puntos de conexión con Ally, su personaje, aseguró que lo que más le costó trabajo fue interpretar a una artista que no cree en sí misma.

“Cuando yo decidí que quería ser cantante y hacerlo profesionalmente tenía 19 años y pisé fuerte la tierra. Movía mi piano de un parque a otro para intentar que la gente me viera y poder interpretar mis canciones, pero siempre creí en mí misma. Ally no, y es su relación con Jack la que la hace cambiar esa percepción”.

Gaga también contó lo vulnerable que se sintió cuando Bradley le dijo que quería filmarla sin maquillaje. “Él descubrió esa nueva vulnerabilidad en mí y para alguien que no necesariamente se siente seguro; fue una experiencia muy especial”.

La estrella también recordó cómo al principio de su carrera tuvo que decir muchas veces que “no” a ejecutivos de discográficas que querían darle sus canciones a otras chicas.

“Cuando estaba empezando yo no era la mujer más bella del mundo y había cantantes que no estaban escribiendo su propia música y muchos ejecutivos de discográficas querían dárselas a otras pero yo estaba agarrada a mi música con mis dedos medios diciéndoles: no me vas a quitar mis canciones’.

“También me hicieron muchas sugerencias de cómo debía lucir y trabajé con bailarines porque querían verme bailar pero siempre me aseguré de que lo que tenía que hacer fuera a mi manera”.

Para Bradley, este fue un proyecto que le tomó cuatro años de su vida, el cual dijo haber empezado a pensar cuando fue invitado a observar un concierto de Metallica.

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