IMPULSO/Miguel A. García
Toluca
- Son perpetrados desde sistemas en línea hackeados; en México, constituyen el problema más común de la seguridad informática.
Los fraudes financieros perpetrados desde sistemas en línea hackeados, con la consecuente pérdida de información, constituyen en México el problema más común de la seguridad informática, afectando principalmente a tarjetahabientes que proporcionan sus datos a supuestas instituciones bancarias.
De acuerdo a Manuel Ruiz Bueno, especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), las cifras por este delito crecen cada día, toda vez que los piratas informáticos se especializan y encuentran nuevo software para hacer daño.
Actualmente, se vive una tercera generación de este delito, en el que se incrementan las rutas de entrada de códigos maliciosos mediante vulnerabilidades del sistema, causando pérdidas financieras, con ello, las víctimas no sólo deben experimentar el desastre informático por la pérdida de información, sino también por el daño económico.
“Se recomienda a los usuarios de equipos de cómputo que lleven a cabo buenas prácticas de seguridad informática como no abrir correos de desconocidos, vacunar los equipos y hacer respaldos de la información”, advirtió Ruiz Bueno.
A este escenario se suma el incremento y evolución de los virus y ataques cibernéticos, sólo como una vía de extensión de este delito.
“Está el ataque de los gusanos de red, que se esparcen a través de un sistema o recursos compartidos, por medio de códigos maliciosos a través del correo, ocasionan errores de sistema y colapso de la red por denegaciones de servicios”, explicó.
“Se debe contar con la validez de licencias que den certidumbre a los usuarios para que los procesos de comercio electrónico, por ejemplo, cuenten con credibilidad, seguridad y confianza”.
Los únicos caminos para la ciudadanía son el contar con antivirus actualizado instalar un “firewall” para bloquear los accesos sin autorización al equipo y restringir la salida de información, además de actualizar frecuentemente las aplicaciones del equipo con los “parches de seguridad” de los programas informáticos, navegadores de Internet, procesadores de texto y programas de correo.