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Aumenta presencia de migrantes centroamericanos en Toluca

  • Urgen políticas públicas para evitar discriminación y verlos como amenaza, lo cual sólo lleva a su revictimización, señaló la politóloga de la UAEM, Karla Brito Gómez.

En un lustro, aumentó significativamente la presencia de migrantes centroamericanos en el valle de Toluca, situación que obliga al Estado a crear políticas públicas por el impacto social que generan; no para “romantizar” su presencia, sino para visibilizarlos, dejar de verlos como una amenaza y evitar la discriminación que sólo lleva a su revictimización, alertó Karla Brito Gómez, catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).

La investigadora advirtió que no se pueden “cerrar los ojos” ante un fenómeno que está creciendo; las rutas migratorias se han modificado, debido a la inseguridad o por mayor vigilancia. Sin embargo, por las condiciones paupérrimas y de violencia que enfrentan, “familias completas están siendo expulsadas de sus países y tienen cada vez mayor presencia en el Estado de México, concretamente, en el valle de Toluca, lo cual tiene implicaciones sociales que deben atenderse”, subrayó.

Brito Gómez es colaboradora de la Red Temática Estudios Migratorios Interculturalidad y Desarrollo, organismo internacional que tiene como eje la discusión sobre la movilidad humana y sus implicaciones. En entrevista, destacó la importancia de visibilizar la presencia de centroamericanos en condición irregular en esta zona para lograr políticas públicas que garanticen sus derechos y concienticen a la ciudadanía para que no los vean como “un riesgo de invasión” que les quitará el empleo o sus espacios.

Recordó que la migración es un derecho y para ellos el tránsito es ya un camino de vulneración, porque se mueven con recursos limitados, de manera irregular y existen actores sociales y políticos que los ponen en riesgo. De ahí la importancia de discutir el fenómeno, pero no sólo desde la academia, porque Toluca ya forma parte de sus rutas y en momentos de inmovilidad permanecen un tiempo y se requiere de programas que permitan atender y trabajar con las diversidades.

La investigadora explicó que las migraciones centroamericanas tienen larga data, pero se intensificaron entre 2014 y 2015, a partir de las crisis políticas que se vivió en sus sistemas políticos.

Para la mayoría, el destino es llegar Estados Unidos, lo que implica recorrer tres mil kilómetros, desde Tapachula hasta Nogales, sin embargo, la ruta tradicional se modificó y en su tránsito por la entidad mexiquense, ya no está solo la zona de Lechería, sino el valle de Toluca.

Destacó que su presencia es más visible, se observan en los cruceros, en semáforos pidiendo lo que llaman “charol” que es una ayuda para sostenerse; antes su presencia era sólo de paso y poco tiempo, pero “ahora los vemos más de un día y en familia”, lo cual es digno de rescatar, porque las migraciones en los últimos años son de familias enteras.