IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
Ni un minuto de pie. La visita del astro argentino Diego Armando Maradona a Ciudad Universitaria fue más fugaz que emotiva.
El Diego no estuvo ni un minuto de pie durante la eliminación de Dorados en la Copa MX. Ni las escasas jugadas de peligro de su equipo en el arco defendido por Miguel Fraga, ni en el “osote” de su defensa Luis Jerez al anotar el autogol en la primera parte ni en las otras dos anotaciones con las que Pumas echó del torneo al Gran Pez.
Los únicos pasos que dio el técnico argentino fueron hacia el vestidor en la primera parte y al final del partido, donde la afición que se encontraba atrás de las bancas lo coreó con el “Olé, olé, olé, Diego, Diego”, gesto que agradeció el campeón del mundo en México 1986.
A diferencia de hace 33 años cuando Maradona levantó a los aficionados por sus gambetas y velocidad, ahora provocó los aplausos con su paso lento hacía el vestidor después de caer y antes de regresar a Sinaloa con la eliminación de la Copa MX.
