IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
El humo se asoma por la cabeza de Francisco Jémez. Humo es lo único que ha traído el español a Cruz Azul, que se hunde en el fondo de la tabla y se aleja de alguna posibilidad de calificación.
América lo volvió a hacer, América volvió a ganarle a los cementeros y lo hizo como lo hace este nuevo América, tirado atrás y a la espera de un error del rival y también como lo hacía el antiguo América, con la ayuda del árbitro.
El verdugo… ¿quién más? Oribe Peralta, quien primero aprovechó una falta para marcar de cabeza y después con el Cruz Azul desfondado aprovechando un buen pase de Renato Ibarra.
Las Águilas hicieron su partido en este nuevo estilo “La Volpista” que da resultados en los momentos claves. Con diez puntos ya se asoman a pelear por meterse entre los primeros ochos; con seis unidades La Máquina sólo le queda voltear al fondo de la tabla para no quemarse. Este equipo echa mucho humo.
A Jémez ya se le agotó el tiempo que pidió. Hoy más que nunca es responsable del mal accionar del equipo, porque para ganar no basta jugar bien, ni intentarlo con mucho ahínco; para ganar hay que tener el balón, ser contundente y responsable en defensa y esas dos características, las más importantes de todo equipo, no las tiene este Cruz Azul. Su permanencia por lo menos hasta el final del torneo parece garantizada, aunque por dignidad, bien le valdría hacerse a un lado.
Hoy no fue superado en lo táctico, fue superado en los momentos importantes y a pesar de que se quedó con diez hombres por la expulsión de Enzo Rocco, y fue acuchillado por el arbitraje, los pretextos ya de nada saben.
Y América está de vuelta. Este resultado puede ser la inyección anímica que le hacía falta…. Aunque la filosofía lavolpista ya haya quedado en el olvido.
Por primera vez desde que llegó a México, Paco Jémez innova, o por lo menos muestra algo diferente en su alineación. Con su marcado gen ofensivo manda una línea de cinco que casi siempre es de tres, con Martín Rodríguez y Ángel Mena como laterales mentirosos, y a Martín Cauteruccio y Jorge Benítez como punta, acompañados.
De inicio el plan del español resulta. América recula. El “Ave” La Volpista saca su sangre lapuentista y se deja dominar. Todo parece de color azul hasta que se llega a la zona de definición, ahí es donde los cementeros sufren porque adolecen de un matón, porque no tiene quien la meta.
Es Benítez quien más aparece ante el sacrificio de Cauteruccio. El paraguayo tiene un tiro cerca del punto de penalti que es más fácil fallarlo que anotarlo… y lo vuela. América aguanta el vendaval inicial y comienza a hacer su juego. A robar en medio campo y desplegar a velocidad. Las individualidades surgen y el nerviosismo defensivo azul resurge. Parece penalti sobre Oribe… el árbitro se hace que no lo vio. No será todo lo que no vea.
Poco a poco las Águilas ganan metros. A Renato Ibarra, el Gato Francisco Silva sólo lo puede detener a base de faltas y de ahí vienen los centros. Michael Arroyo prueba a Corona de lejos por arriba; lo prueba de lejos por abajo. En ambos el portero desvía, en el segundo viene el gol azulcrema.
Tiro de esquina por la izquierda, va a primer poste. Bruno Valdez carga al ‘Chaco’ que en la inercia empuja a Julián Velázquez lo que deja solo a Oribe quien como es costumbre “vacuna” a La Máquina. Tampoco esa falta ve el árbitro.
La tragedia ronda a los cementeros. Y más cuando Benítez se escapa de la marca de Goltz, pero Marchesín se agranda y evita el empate. Para la segunda parte Jémez tiene otro plan… Ingresa Omar Mendoza por un agotado Benítez y la línea cambia a cuatro en el fondo, soltando aún más a Rodríguez y a Mena al ataque. Los dividendos se dan rápidamente, centro al “Chaco” que parece es empujado en el área… el balón le cae a Rodríguez que elude a medias a Marchesín y cae… Tampoco se marca nada.
La pelota va por lo alto, nadie va por ella, solo Baca que se asusta de estar tan solo frente al portero… Abanica y todo se acaba. Arroyo se vuelve la única arma de América ante el acoso azul. El ecuatoriano toma la pelota y encara, toma la pelota y dispara. Corona lo vence en dos ocasiones, pero el peligro es latente.
Cruz Azul domina y América se deja dominar. El juego se vuelve seco, sin abertura por donde pasar. Los equipos e han trabado en querer y no poder; en destruir y rescatar. El Clásico se tensa.
“Chaco” le pone medio gol a Cauteruccio, quien desconfiado no tira de primera. El uruguayo ya se ve desganado en el terreno de juego.
Los minutos finales son un verdadero infierno para Cruz Azul. Enzo Rocco se hace expulsar y el equipo pierde el orden. Las contantes fallas en la salida, son tiros a mansalva sobre Corona, que ya no sabe a dónde suplicar. El que entierra las aspiraciones es obra también de Oribe. ¿Quién más? Como antes fue Salvador Cabañas, hoy el Cepillo se ha colgado esa corona.
El final llega y la nación americanista alza los brazos, acostumbrada a ganarle a un rival lleno de frustraciones y temores del pasado. Hoy el Águilas vuela y La Máquina, junto con su técnico, sigue echando humo.