IMPULSO/ Raúl Rodríguez Cortés
Una Ciudad sin ley
En medio de una de las más severas crisis de inseguridad y violencia de la historia reciente, el nuestro es un país cuyas instituciones para procurar justicia están hoy descabezadas. No tiene fiscal general ni fiscal anticorrupción, conforme a lo exigido por la cacareada reforma de justicia. Tampoco tiene fiscal electoral, que fue destituido y no ha sido sustituido. El Ejecutivo no propone a los posibles fiscales y el Legislativo no logra los consensos para procesar los nombramientos.
La Procuraduría General de la República opera con un interino y la de Justicia de la Ciudad de México con uno que, por lo visto, sólo se dedica a observar cómo crece la comisión de delitos. El procurador capitalino Edmundo Garrido Osorio deberá rendir cuentas mañana ante la Asamblea Legislativa. Tiene mucho que explicar, aunque sólo lleve cuatro meses al frente de la PGJ, porque a la dependencia llegó en 2010 como fiscal de Homicidios y en los dos años que estuvo con ese encargo, bajo las órdenes del entonces procurador Miguel Ángel Mancera, ese delito creció.
Entre 2012 y 2016, como subprocurador, los homicidios dolosos mantuvieron en la Ciudad una tendencia al alza que, ya como procurador, desde el 13 de julio pasado, sigue en aumento. De acuerdo con cifras de la PGJ, se cometieron 749 homicidios dolosos (2.1 diarios) en 2014; 854 (2.3 diarios) en 2015; y 952 (2.6 diarios) en 2016. Pero la cifra del año pasado consignada por el Observatorio Ciudadano es de mil 489 (cuatro diarios). Esa misma ONG reporta que de agosto del año pasado a agosto del actual, se registraron mil 49 (2.8 diarios), lo que coloca a la Ciudad de México por arriba de la media nacional, que es de 737. Entre mayo y agosto de 2017 se registró la tasa más alta de homicidio doloso en los últimos 20 años, al llegar a 4.27 casos por cada cien mil habitantes. Y así podrían revisarse las estadísticas de otros delitos: el robo a transeúnte (cien por cada cien mil habitantes) es cuatro veces mayor a la media nacional, al crecer 58.2% en el referido segundo cuatrimestre del año; en robo con violencia la tasa aumentó 64%; y en robo a negocio 69%.
El narcomenudeo, por otra parte, sigue en aumento de manera alarmante. La información que se emite al respecto a veces mueve a risa: uno que otro detenido con cinco u ocho gramos de cocaína y sus cómplices a correr no obstante la documentada existencia de grandes centros de distribución en Tláhuac o Tepito.
De manera que el año pasado fueron asegurados 49 kilos 617 gramos de cocaína, lo que equivale a tres kilos 390 gramos al mes y 113 gramos diarios (35 dosis personales). Eso es nada en una ciudad de 20 millones de habitantes. Y para acabarla, le cuento esta historia ocurrida en días pasados.