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IMPULSO/ Rogelio Ramírez de la O

Cuenta externa y crecimiento

La cuenta corriente externa es el flujo de divisas de la economía por ventas y compras el exterior de bienes y servicios.

Si hay un déficit, debe compensarse con inversión extranjera en México, con préstamos, o vendiendo reservas internacionales. Si hay un superávit, se compensa con inversiones mexicanas en el exterior, pago de deuda externa o acumulación de reservas.

En el primer trimestre de 2015, el déficit corriente externo fue de 9,400 millones de dólares, menor al del mismo periodo de 2014, de 10,400 millones. Esto, aun después de que el valor de las exportaciones de petróleo cayera 5,200 millones.

Esto significa que el resto de la cuenta externa absorbió la pérdida de valor del petróleo exportado. Como el valor de la importación de gasolina bajó en dos mil 200 millones por menores precios, el resto de la cuenta corriente absorbió cerca de cuatro mil millones de dólares.

Esta absorción fue posible por un aumento ligeramente mayor de las exportaciones de bienes y servicios que el de las importaciones.

Haciendo a un lado las importaciones de gasolina, el ajuste de la cuenta externa consistió en un aumento modesto en la exportación de bienes no petroleros (6.2%) frente a un aumento aún más modesto en la importación de no petroleros (3.3%).

En los servicios, el patrón fue el mismo: la exportación aumentó 9% y la importación solamente 2.4%. Y aun en el renglón de renta de inversiones la caída de ingresos recibidos por dividendos e intereses fue menor que la caída de pagos al exterior, resultado por demás sorprendente, dado que los pagos por este concepto son mucho mayores que los ingresos.

Hubo así un ajuste muy rápido de la oferta y la demanda de bienes y servicios, lo cual permitió que la pérdida de ingreso petrolero fuera más que compensada para que, no obstante, el déficit global fuera menor.

Sin embargo, son obvias dos condiciones que permiten este ajuste: la primera es que el crecimiento de la demanda interna ha sido muy bajo, lo que explica que las importaciones crezcan tan poco. Las de bienes intermedios no petroleros, los cuales se incorporan a la producción nacional, sólo crecieron 2.9%, mientras que las exportaciones de productos manufacturados lo hicieron en 6.1%. Como México nunca ha sido un exportador neto, sus importaciones siempre superan a sus exportaciones, la principal explicación está en el bajo crecimiento de la economía. Otra explicación del bajo déficit en la cuenta corriente externa está en la caída de las utilidades remitidas al exterior o reinvertidas en México por las empresas de capital extranjero que operan en México. En ambos casos, la variable que las explica, y que por lo tanto evita que el déficit corriente externo sea mayor, es el bajo crecimiento de la economía. Éste es el “equilibrio” al que ha llegado México: el déficit es sostenible mientras que el crecimiento de la economía sea bajo.

Lo anterior no debería ser razón de complacencia, sin embargo, por una parte, aún en 9,400 millones de dólares, el déficit corriente externo representa una cifra anualizada de 3.2% del PIB estimado para esta año, no es alarmante, pero sí es grande, sobre todo si se toma en cuenta que es con la economía creciendo a una tasa muy baja.

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