IMPULSO/ Mauricio Meschoulam
Trump y las encuestas: el verdadero error
Trump está arriba en las encuestas en las primarias del partido republicano. Sin embargo, si usted observa varios de los últimos procesos electorales en diversas partes del planeta, el “fracaso” de las encuestas para “predecir” los resultados electorales, termina siendo la nota principal.
Desde el referéndum en Escocia, hasta las últimas elecciones en Reino Unido o en Israel, la constante es esta: algo parece estar sucediendo que ocasiona que las mediciones de intención de voto parecen terminar “equivocándose”. Y entonces muchos nos preguntamos ¿qué tan precisas son en realidad las encuestas electorales? Quizás el error es justamente hacernos preguntas como esa y más bien tendríamos que preguntar: ¿qué es exactamente lo que esas encuestas están midiendo? Veamos el caso de Trump.
En la carrera presidencial de 2012, Nate Silver se hizo famoso por el método que utilizaba, el cual indicaba quién tenía las mayores probabilidades de ganar. Al final, las predicciones de Silver, estado por estado, se confirmaron casi en su totalidad. Silver hoy da a Trump un 2% de probabilidades de convertirse en el candidato republicano. Las razones son estas: (a) Las encuestas, nos dice, están siendo efectuadas en momentos en los que la atención del electorado no se encuentra mayormente en las primarias republicanas, (b) Los medios han otorgado una mucho mayor cobertura a Trump que a otros candidatos, (c) Las preferencias por Trump han ido escalando a medida que su cobertura mediática ha ido en ascenso, (d) Silver concluye que su campo de apoyo está sobre representado, y que a medida que el escrutinio del electorado vaya creciendo, muchas personas se irán informando de otras candidaturas, sobre todo cuando la mayor parte de los 17 candidatos empiece a abandonar la carrera y endose a otros, (e) Por último, en la última fase vendrá todo el peso del establishment republicano en favor de quien sea su candidato de preferencia, el cual no será Trump.
Las encuestas no son otra cosa que fotografías de momentos muy concretos y se mueven a medida que cambian las condiciones de la opinión pública y sus percepciones. Pero ¿qué durabilidad tendría esa fotografía si la opinión pública hoy se mueve a velocidades que nunca antes habíamos conocido? y ¿qué pasaría si determinados sectores de esa opinión pública resultan sobre representados? Hipótesis: probablemente dicha fotografía tomada hoy, podría experimentar muchas más variaciones de las que creemos, en un tiempo mucho menor al que anteriormente estábamos acostumbrados.
Twitter: @maurimm
