Sociedad del conocimiento y talento humano
IMPULSO/Eduardo Backhoff Escudero
Se entiende por sociedad del conocimiento a la que utiliza, de manera intensiva, el conocimiento y las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para desarrollar muchas de las actividades cotidianas de las sociedades modernas. Ello impacta las relaciones sociales, culturales y económicas de una comunidad, eliminando las barreras del espacio y del tiempo, facilitando la comunicación entre los distintos actores de una sociedad: gobierno, sector productivo, academia, sociedad civil, ciudadanía, etcétera.
En la Sociedad del conocimiento la información sirve de instrumento para comunicarlo, el cual se compone de evidencias y explicaciones racionales de los acontecimientos que forman parte del mundo social y natural del hombre. Podríamos entender a la información como el conocimiento acumulado que es utilizado con distintos propósitos, como el crecimiento económico y el desarrollo social de un país. Por ello, el pilar de la Sociedad del conocimiento es el acceso a la información de todos los ciudadanos de un país, lo que permite hacer más eficientes los intercambios científicos, tecnológicos, sociales y culturales.
Para que una sociedad pueda transitar a una del conocimiento es necesario que ésta haga una apuesta muy seria en favor del desarrollo del talento humano, pues sin éste no es posible que los ciudadanos aprovechen y hagan un uso inteligente de la información disponible.
El desarrollo del talento humano inicia a una edad muy temprana, donde la familia ejerce una gran influencia en la adquisición del lenguaje y del pensamiento lógico-matemático de los infantes. Igualmente, los padres y hermanos fortalecen la atención del niño, así como su curiosidad para explorar y conocer el mundo físico y social que lo rodea. A la edad de tres años, lo niños tienen desarrollada una cantidad importante de competencias intelectuales, sociales y emocionales que son la base para que sigan aprendiendo en un escenario distinto al de la familia: la escuela.
Aunque por lo general todos los niños llegan a la escuela con un bagaje de aprendizajes adquiridos en el hogar, no todos dominan, con la misma maestría, las habilidades necesarias para adquirir las competencias definidas en el currículo de preescolar. Por ello, en las evaluaciones que ha realizado el INEE, al término de este nivel educativo ya se encuentran rezagos de aprendizaje importantes en los escolares mexicanos que provienen de familias económicamente vulnerables. Por esta razón, los niños ingresan a la primaria con distintos niveles de habilidades intelectuales, mismas que con el paso del tiempo se van agrandando, de tal manera que al terminar la secundaria los estudiantes pueden diferir mucho en sus niveles de aprendizaje.
El rezago educativo de los alumnos en el manejo del lenguaje escrito y en el dominio de las habilidades numéricas se debe a distintos factores. De manera muy sintética se pueden resumir en dos tipos: extraescolares y escolares. Los primeros tienen que ver con los apoyos que el alumno recibe en su medio familiar (lo que depende del nivel de estudio de los padres); los segundos con la calidad de la oferta educativa que el estudiante recibe en los centros escolares (lo que depende de la calidad profesional de los docentes y la disponibilidad de recursos escolares). La suma de estos dos factores predice con mucha precisión el logro educativo que alcanzará el estudiante promedio al término de un nivel escolar.
Aunque el Estado no puede cambiar las condiciones familiares de los estudiantes, si puede compensar con acciones afirmativas la calidad de la oferta educativa de los más vulnerables, de tal manera que éstos cuenten con todos los componentes que aseguran una educación de calidad, que se resumen en: recursos físicos (calidad de la infraestructura, equipamiento, materiales) y recursos humanos (calidad de los docentes, directores y supervisores).
La apuesta del Estado mexicano tiene que centrarse en el desarrollo del talento humano y esto sólo puede darse si se asegura que todos los niños y jóvenes del país logran adquirir los aprendizajes clave que se señalan en los planes y programas de estudio. La apuesta de México en los próximos años debe centrarse en transitar a una Sociedad del conocimiento, con ciudadanos talentosos, que permita crecer económicamente y fortalecer la democracia de nuestro país.