Octubre 7, 2024
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IMPULSO/ Manuel Clouthier

La arrogancia

“El Estado tiene los medios para derrotar a la mafia”, nos dice Giovanni Falcone en el libro “Cosas de la Cosa Nostra”, de Marcelle Padovani. Igualmente nos dice que sólo seremos capaces de combatir a la mafia entendiéndola como lo que es: una asociación criminal seria y perfectamente organizada.

 

También nos narra Falcone lo que le planteó uno de los mafiosos arrepentidos que dieron origen al maxijuicio que fue fundamental para la lucha que libró el fiscal italiano contra la mafia. Nos dice: “Tamasso Buscetta me planteó un problema esencial: me aclaró que el Estado todavía no está a la altura para enfrentarse a un fenómeno de semejante calibre”.

Con estos tres comentarios del juez Falcone, quiero cuestionar el indignante y vergonzoso hecho de la reciente fuga de Joaquín, “El Chapo”, Guzmán el pasado sábado 11 de julio de una prisión de alta seguridad en México por segunda ocasión.

La arrogancia de la mafia es directamente proporcional a la ausencia del Estado, por lo que me queda claro que el Estado mexicano corrupto, como lo es por esencia, no tiene los medios para derrotar al crimen organizado en nuestro país. Igualmente quedó evidenciado que el Estado mexicano corrupto todavía no está a la altura para enfrentar el fenómeno del narcotráfico y que además no lo entiende, ni entiende la mentalidad mafiosa, por lo que no conoce cuáles son sus motivaciones, ni su dimensión.

El Estado mexicano no podrá combatir al crimen organizado en tanto no inicie una cruzada contra la corrupción que da sustento institucional a las organizaciones criminales. La filtración del crimen organizado en las estructuras del poder, que no sólo las policiacas, está al más alto nivel imaginable. Así tenemos políticos, dirigentes de partido, gobernadores, legisladores, procuradores, jueces, jefes policiacos, militares, etc., sirviendo a los intereses del crimen organizado en todos los niveles federal, estatal o municipal. Por eso el paso uno para terminar con las organizaciones criminales en México es el combate a la corrupción y la narcopolítica y al “lavado” de dinero.

Sin embargo estas dos líneas de acción se han desdeñado por el Estado mexicano porque en México padecemos un problema de corrupción organizada que permite actuar como verdaderas mafias políticas que controlan diferentes territorios y diferentes niveles de las administraciones gubernamentales, sin que pueda decirse que el control lo tenga concentrado como antaño el Presidente de la República.

¿Cuántos estados mafiosos política y criminalmente tenemos dentro del Estado mexicano?: Sinaloa, Chihuahua, Veracruz, Michoacán, Tamaulipas, un ala importante de las Fuerzas Armadas, algunos partidos políticos, áreas enteras de la Procuraduría General de la República, procuradurías estatales, parte del sistema judicial penal y de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, etc., Todos son ejemplo de las muchas áreas gubernamentales que están contaminadas por la corrupción organizada y por el crimen organizado también. Así, en México, no se combate la corrupción y la narcopolítica porque entonces ¿quién cierra la puerta? Tampoco se combate el “lavado” de dinero porque también se lava dinero de los políticos.

 
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