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IMPULSO/ Manuel Bartlett
La impostura

El “Informe de Gobierno” debería ser control constitucional para el equilibrio de poderes. Desde la Constitución de Cádiz: discurso del Rey y contestación del Legislativo; la Constitución de 1857: “asistirá el Presidente y pronunciará su discurso”, “contestará el Congreso”, Secretarios “darán cuenta del estado de sus respectivos ramos”; el Constituyente de 1917 advirtió del peligro de un Presidente sin control y un Legislativo supeditado, precisando: “informe por escrito”, secretarios “darán cuenta… del estado (de) sus… ramos”. Al final del peñismo, ¿se cumple este mandato constitucional?
Peña expone “mensaje” en Palacio, ante funcionarios, empleados y élites nacionales. No es un “Informe”, sino su propio panegírico, sin réplica, aplausos, difusión idólatra de medios de comunicación, “primer acto”. El “Informe” “constitucional” es enviado al Congreso, abriendo un “segundo acto”. Las “mayorías” en las Cámaras seleccionan a los funcionarios para realizar la “Glosa” del Informe y fijan el “formato” para sus Comparecencias: discurso del secretario, dos preguntas acordadas por fracción parlamentaria y supuestos “independientes”, respuestas del secretario sin réplica, posicionamiento concluyente de cada fracción, discurso final del secretario sin réplica. Vivificado el Pacto por México: diecisiete intervenciones de parciales volcadas al impúdico apoyo, catorce autopromociones del secretario y sólo tres intervenciones opositoras. Tres secretarios han comparecido en el Senado. El texto del ramo del “Informe Presidencial” sobre Relaciones Exteriores, vacua relatoría de reuniones sin mencionar características u objetivos. Videgaray sigue los mismos trazos ligeros, omitiendo delicadas reuniones con militares estadounidenses y acuerdos inconstitucionales a favor de Estados Unidos, servil apoyo a empresarios, funcionarios del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Interamericano de Desarrollo para penetrar Centroamérica, abriendo brecha con los Comandos Norte y Sur del Ejército Norteamericano. Afirmando ser una política exterior “soberana”, es ajena a la realidad y censurada por la opinión pública. Meade, secretario de Hacienda, “glosa” un “Informe” presidencial igualmente engañoso. El secretario pinta un panorama de crecimiento, desarrollo, empleo absolutamente falso. Engaña sobre la reducción de endeudamiento en 2017, que implica más de 600 mil millones de pesos de intereses, que ni siquiera se pagan. Elude huecos fiscales provocados por sus reformas estructurales, compensados con impuestos a gasolinas y sobre la renta, que paga la población. Recortes en gasto social y en inversión pública, privatizaciones, vía APPs. Narro, secretario de Salud, informe presidencial engañoso. El secretario presenta, a Comisiones, supuestos avances en salud popular, nuevas infraestructuras ocultando reducción real del gasto en salud, per cápita, privatización del sistema y su creciente incapacidad de cumplir con las necesidades de la población mexicana. Los senadores elogian las mentiras y simulaciones, aplauden ruidosamente. Nueva embestida de medios de comunicación contra la verdad, imágenes de Secretarios “sabios”, “estadistas”, ninguna crítica expresada aparece. Faltan tres del elenco secretarial y será todo, no se analizó el “Informe” ni se analizará; no hay control parlamentario, ni equilibrio de poderes, sino un Legislativo supeditado.
Teatro que recuerda a J.J. Rousseau —siglo XVIII— cuando describe la puesta en escena de la impostura (Serge Margel: De I´imposture, Galilée, París) que “abre el horizonte de la mentira, el engaño y la traición”. A partir de un discurso, “primer impostor”, se suma su interpretación, adjudicándole supuesta sabiduría para establecer la “autoridad” del discurso dominante y el legislador convierte en derecho “el discurso de la desigualdad” que —como dijo Rousseau— “gente suficientemente simple lo cree”, instaurándose una auténtica “asociación de impostores”. Rousseau define la impostura: “abuso del Poder, mentir para su propio beneficio, disimular la verdad para engañar”.

DATO:
¡Sí!, ése es el teatro del “Informe” de Peña, la Glosa en el Congreso y los medios de comunicación, que engañan a la “gente suficientemente simple” para someterla, ¿asociación de impostores?

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