IMPULSO/ Claudio Jones
¿Elecciones paradójicas en 2017?
Con lo importantes y definitorias que serán las elecciones estatales de 2017, los resultados pueden ser paradójicos frente a la gran avanzada del 2016 a favor del PAN y las derrotas del PRI.
Es decir que los resultados del laboratorio de los tres estados por Gubernatura -Estado de México, Coahuila y Nayarit- pueden hablar de lógicas muy distintas con toda la importancia que el padrón mexiquense, de alrededor de 10.8 millones, tiene. Pueden resultar paradójicas estas elecciones estatales, entre otras cosas, si no se concretara un mal balance para el PRI, lo cual sería contraintuitivo con una expectativa de carácter nacional que está en boca de muchos.
Puede ser, sin embargo, que no sea así y que haya dividendos para los diferentes partidos -sobre todos los que cuentan, incluido Morena-, lo cual no dejaría de ser interesante.
Es al menos probable que el PRI siga contando con activos políticos en un esquema fragmentado de las izquierdas, donde el beneficiado principal podría ser MORENA, claramente, en la entidad mexiquense. Pero si fuera Coahuila el laboratorio más importante para 2017, la competencia PRI-PAN se impondría como dato principal.
Nayarit es un estado en el que, a pesar de un interludio de alternancia que llegó con el triunfo de Fox, la izquierda y el PAN no representan mucho. Habrá que ver qué ocurre al final en cada uno de estos estados. No deja de estar presente la influencia a la baja que representa un presidente priista con baja aprobación, aunque se trate, al final de cuentas, de elecciones subnacionales.
La lógica de alianzas pesa sin duda -de ocurrir- pero esto es verdad no tanto para el PAN, sino para una izquierda que puede dividirse de entrada en PRD y MORENA, repartiéndose a los satélites de Movimiento Ciudadano y, sobre todo, PT.
No debemos de olvidar que, con las alianzas del PRI y la izquierda, respectivamente, bien puede haber un formato de competencia de dos contendientes competitivos, un tercero significativo (de importancia en magnitud) y hasta un cuarto menor (si es el caso). Es decir, que si el número efectivo de candidatos-partidos es de tres puntos y fracción, el resultado en las distribuciones de voto por partido podría no ser muy diferente en 2018 respecto de las elecciones presidenciales de 2006 y 2012, con todas las diferencias que presentaron: dos compitiendo por el primer lugar y un tercero en discordia. Ello puede ocurrir en estas elecciones del 2017, también. Hasta ahora no es claro que los candidatos independientes, este año, vayan hacer la diferencia en los resultados. Habrá que ver.
No hay que soslayar sin embargo que no llegar a un acuerdo de cooperación entre PAN-PRD en el Estado de México sí tiene un costo: como en el juego estratégico del dilema del prisionero, no cooperar, cuesta y va a costarles la fragmentación de la oposición al PRI. ¿Acaso grupos panistas y perredistas decisivos para sus partidos en la entidad mexiquense se beneficiaron de sabotear la alianza correspondiente?
Existe una lógica de escenarios donde el PRI -sí, el PRI- se lleva Nayarit pero en una maniobra genial se lleva la joya de la corona que es el Estado de México. ¿Lograrán repetir la hazaña?
El prospecto de un PAN competitivo en Coahuila es innegable, aunque la movilización de partidos locales por los Moreira, en el pasado, también lo ha sido. El PRI es el más presionado de los partidos porque tiene que sacar adelante la elección mexiquense sí o sí. Morena parece estar en una lógica de gana-gana porque todo lo que necesita son números de votos aceptables para un partido que está desbancando al PRD y e incluso al PVEM porque la lógica de este último es ir en alianza siempre o casi siempre con el PRI. El Verde ya se metamorfoseó en la pareja obligada del PRI, por así decirlo.
Combinados, estos tres estados en disputa representan un padrón aproximado de 14 millones, incluido el hecho de la cercanía de áreas conurbadas mexiquenses con la Ciudad de México. Se trata de un mosaico de realidades ciudadanas a tomar en cuenta para 2018.
Si el PAN sorprendió en 2016, no cabe duda de que Morena es un candidato interesante a convertirse en el partido sorpresa. Pero de nuevo, habrá que ver. Otra sorpresa sería, claro está, que Josefina Váquez Mota compitiera en el Estado de México y ganara.