Noviembre 23, 2024
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El ‘Arca de Noé’ en el Ártico sucumbe al calentamiento global

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Oslo

La Bóveda de Semillas de Svalbard (Svalbard Global Seed Vault), una especie de Arca de Noé vegetal construido en el Polo Norte para salvaguardar una copia de todas las plantas comestibles del mundo para afrontar un hipotético desastre global, necesita reparaciones.

Las autoridades de Noruega están construyendo nuevas defensas para proteger esta instalación, después de que las temperaturas demasiado altas del año pasado provocaran que se derritiera el permafrost en el que está excavada la bóveda y entrara una gran cantidad de agua en el túnel de acceso a esta fortaleza de la humanidad. Las semillas no se han visto afectadas, pero el incidente ha revelado que el cambio climático supone un riesgo para el que también se conoce como “el almacén del juicio final”. Y que necesita cuidados adicionales, señalan en el diario español El País.

La bóveda, un banco de germoplasma universal, fue construida en el interior de una montaña, al final de un túnel de 150 metros que se hunde en la tierra helada de una montaña del Ártico, muy cerca de Longyearbyen, la ciudad más al norte del mundo, capital de las Svalbard, un ¬archipiélago de soberanía noruega.

El ‘Arca de Noé de las semillas’ cuenta con 864,000 muestras de semillas, aunque posee capacidad para albergar unas 4,5 millones de muestras. En sus colecciones, hay material genético de cultivos originarios de India y Oriente Medio así como del norte de África, Europa y América. Por ejemplo, 35.000 muestras, provienen de Benín, India, Pakistán, Líbano, Marruecos, Holanda, Estados Unidos, México, Bosnia y Herzegovina, Belarus y Gran Bretaña. Por ejemplo, países como Costa Rica, a través del banco de germoplasma del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), envía periódicamente a esta bóveda, duplicados de material genético de cultivos como ayote, frijol y chile, entre otras especies a manera de resguardar una copia de seguridad.

La conservación de las semillas en el Banco Mundial de Svalbard es un servicio gratuito para los contribuyentes. Está financiado y gestionado por el ministerio de Agricultura y la Alimentación de Noruega, el Global Crop Diversity Trust y el Banco Genético Nórdico. Además, un Consejo Asesor Internacional se encarga de supervisar el funcionamiento. Por todo ello, Noruega gasta $300,000 anuales.

Fue construido en un lugar tan remoto por tratarse de uno de los territorios con menos actividad sísmica del mundo y porque, en caso de desastre universal, el frío permitiría conservar las semillas incluso sin electricidad. Se suponía que el almacén estaba diseñado “a prueba de fallos” y contra “el desafío de los desastres naturales o provocados por el hombre”. Que su propio diseño haría innecesario el cuidado humano. Pero no, no está preparado para soportar el mayor desastre que afronta nuestro planeta: el calentamiento global.

Con información de Gizmodo en Español y Univisión

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