IMPULSO/ Agencia SUN
Londres, Inglaterra
La colaboración entre el prestigioso Victoria & Albert Museum y la Casa Azul de Coyoacán ha permitido descubrir una nueva dimensión en el universo de Frida Kahlo, el de haber sido “una obra de arte” dentro del fuerte contexto cultural mexicano con la muestra Frida Kahlo: Making Herself Up.
Esa es la conclusión a la que llega Tristram Hunt, director del V&A, tras analizar a Frida a través del concepto de inventarse a sí misma, la construcción de una identidad propia y el desarrollo de una narrativa a partir de la reflexión hecha por la artista sobre su propia biografía.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el historiador habla sobre las afinidades entre Kahlo y la generación millennial, la creación de una nueva corriente intelectual entre México y Londres, y el interés por colaborar con la administración que resulte de las presidenciales del 1 de julio.
¿Qué representa tener a Frida Kahlo en el V&A?
Tener artefactos tan íntimos de Frida es un gran privilegio, por lo que representan para la Casa Azul y el acervo cultural mexicano. Gracias a que contamos con gran conocimiento sobre joyería, textiles, indumentaria y foto, hemos tenido la gran oportunidad de darle a la colección un contexto y entendimiento mayor. Hoy podemos entender de una manera diferente a Kahlo. Ese ha sido el resultado del trabajo junto con la Casa Azul.
¿Cómo se acordó la exhibición? ¿V&A la solicitó a la Casa Azul?
Nuestros curadores quedaron impactados por la exhibición en la Casa Azul. Estaban convencidos de que si la traíamos al V&A teníamos algo en qué contribuir, y tendría gran recibimiento en Reino Unido. Fue resultado de contactos entre curadores. Pero la iniciativa fue nuestra.
¿Es un intercambio? ¿Se llevarán a México obras de Londres?
Viene como préstamo, con supervisión de la Casa Azul. Como transacción intelectual, como parte de un esfuerzo entre conservadores. Si en el futuro la Casa Azul se interesa en nuestra colección, estaremos encantados en colaborar.
¿De qué forma se ha beneficiado la Casa Azul trabajando con una institución tan experimentada?
Se han beneficiado de algunas de nuestras habilidades en el ámbito de la conservación. Aseguro que los objetos volverán a México en un estado mucho más fuerte tras el alto tratamiento técnico y científico que han recibido de parte de esta organización.
¿Qué aprendieron de la Casa Azul?
Aprendimos a entender a Frida, y la historia de la identidad mexicana, a través de vestimentas, atuendos, colores y fotografía. Nos permitió conocer al ícono que es Frida de una manera más íntima y como parte del fuerte contexto cultural mexicano. Esta exhibición abre una corriente intelectual y cultural desde México.
¿Por qué elige objetos personales de Frida más que sus pinturas?
Es un análisis de Frida como obra de arte, a través del concepto de inventarse a sí misma, de construir una identidad propia y desarrollar la auto-autoría. Así que tenemos a Frida la artista, pero también a Frida como un autorretrato viviente. Además, muchas personas desconocen la historia sobre sus discapacidades, su larga historia de lucha, cómo comenzó a desarrollar su identidad étnica. La imagen que tenemos de Frida es una obvia. Esperamos que esta exhibición recupere algo de esa esencia, pero al mismo tiempo ofrezca un análisis clínico de la corriente detrás de la construcción de sí misma.
¿El discurso museográfico qué quiere resaltar en torno a Frida?
La historia de la vestimenta, los textiles y la moda. Entender cómo su dolor y discapacidad influyó en su obra. Es decir, la construcción de su propia identidad, las tradiciones a su alrededor y el reflejo en sus obras.
¿Cuándo habla de moda, quiere decir que Frida Kahlo fue una mujer que se adelantó a su época?
Absolutamente. Los corsé, su prótesis de pierna, nada la limitó, al contrario, lo transformó en obras de arte. Terminó convirtiéndose en un espacio en el que no se vence ante la discapacidad, la confronta y transforma.
Es la primera vez que salen las piezas de México. ¿Qué expectativas tiene del impacto de la muestra?
Estoy seguro que tendrá un gran impacto. Hay algo en ella que la une a la generación millennial, la cuestión de género, la capacidad de reconstruir la identidad, la mezcla entre modernidad y vintage, el cierto nivel de ensimismamiento.
¿Qué importancia ha ido tomado la figura de la mexicana para el público en Inglaterra y Europa?
Durante el congreso anual del partido conservador celebrado el año pasado, la primera ministra (Theresa May) portó un brazalete con las imágenes de Frida Kahlo. Esto nos da una idea del nivel de presencia que tiene en la sociedad. Es muy popular, famosa y hay mucho interés por conocer más de ella; 50% de nuestros visitantes durante el verano vienen del extranjero. Esperamos que vean la exhibición entre 150 mil y 200 mil personas.
¿Es frecuente que el V&A se interese en acervos de América Latina?
Una exhibición como la de Frida Kahlo nos hace reflexionar sobre nuestra colección interna de obras latinoamericanas y la necesidad de buscar nuevas asociaciones con otras instituciones. Hay mucho trabajo por hacer con estas naciones bendecidas de una gran historia, cultura y colecciones extraordinarias.
¿Incluso con México?
Absolutamente hay trabajo por hacer para establecer colaboraciones en ámbitos como la gestión moderna de museos y sus acervos. Puede con intercambios, capacitación, conservación y colaboración entre curadores.
¿Recomendaría al próximo mandatario de México apostar por el arte, civismo y la cultura?
El sector cultural es sumamente importante. Basta con hacer un análisis económico. Hay que entender que la cultura es una enorme industria en crecimiento, cuatro de cada cinco turistas visitan Londres por arte y cultura. México tiene increíbles recursos naturales, pero también una impresionante cultura. Al margen del aspecto económico, invertir en cultura debe de verse como un premio intelectual, espiritual y emocional para el ciudadano, como una forma de elevar su bienestar.
Con sus museos gratuitos, ¿Londres es ejemplo a seguir?
Son gratis y abren todos los días. Hay que entender que las colecciones de los museos son de los contribuyentes y hay que hacerles palpable el sentimiento de que son propietarios.