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Fly like an eagle

Ernesto Hernández Alarcón

No me refiero a la canción de los Steve Miller Band, sino, por supuesto, al campeonato conseguido por las Águilas de Filadelfia en el vibrante y electrizante Super-Bowl 52 que vivimos el Domingo pasado. La historia más emotiva es sin duda alguna la de Nick Foles. Pocos -me incluyo- pensábamos que tuviera la madera, el temple o la capacidad de llevar a su equipo a ganar el máximo cotejo de la NFL. Sin embargo, ejecutó como un grande y logró ganar la partida a Tom Brady.

Su futuro, por el momento, es incierto, a título personal, considero que debería quedarse, incluso como reserva, en este conjunto de Pennsylvania, empero, si me preguntan respecto a un cambio favorable para él, pienso que en los Jaguares de Jacksonville encontraría su equipo ideal, en virtud que están repletos de talento listo para llegar al estrellato, sin embargo, Blake Bortles sigue siendo una moneda al aire. Asimismo, estoy seguro de que esos felinos serán el número dos del “power ranking” de la AFC para la siguiente temporada.

Regresando al Super Bowl, podemos recalcar que, con la victoria de Filadelfia, la Conferencia Nacional retoma ligeramente la supremacía en lo que respecta a títulos obtenidos (27 en total, mientras que la Conferencia Americana detenta 25). También permite que, por primera vez, todos los equipos de una división Este de la NFC tengan por lo menos un trofeo Vince Lombardi en sus anaqueles. A propósito, la citada división contabiliza trece campeonatos, superando a todas las restantes, donde ninguna llega ni siquiera a los diez.

Doug Pederson también debe llevarse las palmas, en especial por su casi perfecta selección de jugadas, pero, en general, todo el equipo tuvo una participación casi perfecta, agresiva, que era lo que se requería para vencer a un equipo tan disciplinado e inteligente como los Patriotas. Prueba de ello es que, estadísticamente hablando, Brady, Belichick y compañía fueron superiores en varios departamentos. La delgada línea roja se definió por un intercambio de balón en el momento clave y, en esta ocasión, estuvo de lado de los actuales campeones con la jugada salvadora de Brandon Graham, cuando provocó el balón suelto de Tom Brady; un partido para la posteridad.

¿Qué es lo que sigue para estos dos equipos?, para las Águilas de Filadelfia, la lógica debería ser que continúen como favoritos para llegar de nueva cuenta al Super Bowl. Su equipo de entrenadores podría mantenerse intacto, cuentan con dos mariscales de campo de alto calibre (al margen de una controversia que pudiera surgir o un intercambio del citado Foles), su cuerpo de corredores y la línea ofensiva son de primer nivel (además, debe regresar Jason Peters), su defensiva frontal es magnífica y los huecos que deben rellenar están en el área de apoyadores (también se reincorporará Jordan Hicks), y claro, la secundaria, la cual Brady bombardeó a diestra y siniestra.

Son un conjunto, en general, joven e inspirado que debe hacer conciencia de que, si quieren repetir, tendrán una férrea competencia en una conferencia repleta de agrupaciones muy completas y con calibre de postemporada: Minnesota, Nueva Orleans, Atlanta, Carolina, Green Bay y hasta podríamos incluir a Dallas.

Respecto a los Patriotas de Nueva Inglaterra, considero que bajará su nivel en una pequeña proporción, mis razones: la salida de Matt Patricia, su ahora ex coordinador defensivo se incorpora como entrenador a los Leones de Detroit. Esta temporada, la defensa de Pats fue una de las versiones más deficientes de los últimos años, situación que no fue precisamente culpa de él. Sufrieron lesiones importantes y, en realidad, carecían de talento en varias áreas.

Pero recordemos que Patricia formó una de las mejores unidades el año pasado y esta temporada supo ajustar muy eficientemente en momentos claves de los “play-offs”. Sustituirlo será una tarea complicada y, en caso de que lo hagan en forma rápida, requerirán de algunos meses de ajuste, ante ello, no disponen de mucho tiempo, máxime que Brady tendrá a lo mucho de par de sesiones en su actual nivel.

Alerta de esta situación, Robert Kraft o Bill Belichick (aún se desconoce), probablemente, persuadieron a Josh McDaniels, el otro relevante coordinador, para que declinara su compromiso con los Potros de Indianápolis. Una situación lamentable que ha sido criticada enérgicamente por varios sectores de la NFL y que en un futuro le podría cobrar una onerosa factura. Otro factor: el futuro inmediato de Rob Gronkowski, uno de los jugadores más dominantes e imparables en su posición.

Si el ala cerrada decide retirarse, como lo sugiere su historial de lesiones, no tanto la edad, perderían a un elemento clave e insustituible de su poderoso esquema ofensivo. Por último, el padre tiempo: Tom Brady ha sorprendido al mundo por su gran estado físico y el nivel que continúa preservando, pero, a final de cuentas, como la canción de Human League, es humano, 41 años es una edad que marca, en especial en estos niveles.

Conclusión: dos grandes equipos, uno de los mejores Super Bowls de toda la historia, escenarios emotivos, algunos sinsabores y una que otra interrogante (el tema Malcolm Butler y lo mencionado de McDaniels) han sido parte de un cierre espectacular y apoteósico de otra temporada de la NFL. Las Águilas deben de permanecer como uno de los tres mejores conjuntos de la Liga, aunque no me atrevería a ponderarlos como futura dinastía.

Patriotas dará un pequeño paso hacia atrás, dominará su división un año más, pero es más que evidente que en la sesión que sigue podrían quedar cortos en la primera ronda de ‘playoffs’ y empezar a considerar la era post Brady-Belichick. Abundaremos.