IMPULSO/ Alejandro Moreno
Los retos que tiene la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL), a sus 40 años se centran en una crisis política global de legitimidad en los partidos, la paz, el estado de derecho, democracia, corrupción y la gestión progresista de los recursos del estado; por lo que los partidos integrantes estamos obligados a refundar el mecanismo internacional, su relevancia en la región y su importancia internacional.
Hoy, la comunidad global sale a las calles a ejercer con pasión su derecho a la protesta, precisamente porque las instituciones políticas actuales no han podido ser la caja de resonancia de sus demandas. No es casualidad que en pleno siglo XXI, observemos un nuevo ascenso de ideologías que, disfrazadas de “falsos nacionalismos”, proponen levantar barreras, descalificar causas sociales, desconociendo el valor de la pluralidad.
La Nueva Agenda Progresista de la conferencia prioriza temas como el de la excandidata presidencial que guarda prisión en Guatemala, las protestas en Ecuador, el respeto a la paz en Colombia, los reclamos de dimisión al régimen de Haití, la situación de inestabilidad en Venezuela, pugnar por la independencia de Puerto Rico y los últimos vestigios del colonialismo en las Malvinas, como en islas caribeñas; los efectos del cambio climático, acciones de anticorrupción, y la inclusión de nuevas prácticas públicas para alcanzar resultados de la agenda 2030, como nuevas integraciones comerciales, regionales y hemisféricas.
La gobernanza reclama cada vez más procesos de asociación entre estados-nación, que eventualmente puedan caminar hacia procesos de confederación de naciones que, en su unión, repongan el comando de los procesos globales en la política pública.
El PRI y los partidos políticos miembros, tenemos que además integrar propuestas que contemplen modelos de gestión partidista y gubernamental que ganen legitimidad y relevancia con la gente, que inserten a nuestros países en el siglo XXI con sistemas tecnológicos y modernos, que piensen en reducir la brecha de la riqueza y la desigualdad, como la progresión de la seguridad social, derechos, planes para profesionalizar la política, pero sobre todo con ética y con un profesionalismo político incorruptible. Nuestra agenda está basada en el fortalecimiento del régimen de partidos para la sustentación de la democracia; asistencia política, ideológica, técnica y electoral para el desarrollo de los miembros de la conferencia, apoyo al trabajo de observación electoral, impulsar al empoderamiento de la mujer y la igualdad de género, así como pleno apoyo a las capacidades políticas, ideológicas y electorales de la juventud. Todos los partidos presentes el 12 de octubre en Oaxaca, estamos de acuerdo que de forma general y en unidad, se tienen que tener acciones conjuntas ante las dimensiones de la migración a EU, y mayor control electoral para la legalidad en la celebración de comicios en la región.
Ante la inestabilidad, primero la unidad de México y América por lo que refrendar el compromiso del PRI y mi compromiso personal con el desarrollo de la Nueva Agenda Progresista para los próximos cuatro años, es vital para lograr el éxito en la actualidad difícil, deslegitimada y polarizada de la vida política nacional, regional y global. El PRI no solo tiene historia, sino también mucho futuro y todo el conocimiento, la experiencia y el liderazgo que hemos acumulado prácticamente en un siglo de historia, para reposicionar la política y las causas sociales en un mismo cauce.