Por Patricia Fuentes Hurtado
El derecho a morir con dignidad
“Separarse de la especie por algo superior, no es soberbia, es amor. Poder decir adiós es crecer”.
Gustavo Cerati, extinto líder de la banda argentina de rock Soda Stereo.
La muerte es el episodio final de la vida, y aunque es un evento tan natural como nacer, nadie puede saber ni cómo ni cuándo culminará nuestra existencia. El cese de la vida llega por la degeneración del cuerpo físico y también por infortunios, en ambas formas las prolongadas y dolorosas agonías son indeseables. Ante ese escenario surge el controversial tema de la eutanasia.
La eutanasia es el acto de facilitar la muerte de una persona a petición suya para poner fin al sufrimiento.
En México, la Ley de Voluntad Anticipada no permite la muerte asistida, pero sí faculta al paciente para decidir qué tratamiento autoriza o prohíbe una vez que ha sido declarado en fase terminal o con diagnósticos incurables, cuyo propósito es no prolongar su agonía sin que ello se considere negligencia o cargos imputables al personal médico.
Mis comentarios sobre el tema son en el contexto de los casos de eutanasia aplicada recientemente en Colombia, único país de América Latina en el que está legislado este derecho y que México debiera emular.
En aquel país y tras una larga lucha legal porque no se trataba de casos terminales, Martha Sepúlveda y Víctor Escobar optaron por una “muerte digna” adelantada. Ella de 51 años padecía Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y él, de 60 años, llevaba mucho tiempo con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
El dolor es universal, la necesidad de no llegar a lo insoportable, también, Mar adentro, es una película española protagonizada por Javier Bardem que narra la historia del escritor Ramón Sampedro quien queda tetrapléjico por accidente. Permanece postrado en cama 30 años, pero emprende una lucha para que se le reconozca su derecho a morir. Su petición se transformó en un movimiento por la defensa de las libertades individuales y abrió debate sobre la eutanasia. Murió por ingesta de cianuro en 1998; la eutanasia se legalizó en España apenas en 2021.
Para conocer el sentir de los mexicanos, se aplicó la Encuesta Nacional sobre Muerte Digna en 2016, donde el 68.3% se pronunciaron en favor de adelantar la muerte en casos de fase terminal, mientras que el 31.7% dijeron estar en contra. Es evidente que en México existe el deseo de contar con un ordenamiento jurídico de mayor contundencia.
El 3 de mayo de 2013, se promulgó la Ley de Voluntad Anticipada del Estado de México, que permite a cualquier individuo realizar ante notario su declaración de voluntad anticipada, independientemente de su estado de salud (art. 12 cap. V). Actualmente son 19 entidades las que tienen regulado este derecho.
Considerar a la muerte como un acto de libertad frente al dolor es un debate difícil de resolver, donde intervienen factores como la dignidad humana, compasión, espiritualidad y responsabilidad ante el reto de vivir.
“Un hijo deseado y concebido por amor es, obviamente, un bien. Una muerte deseada para liberarse de un dolor irremediable, también”, señaló reiteradamente Ramón Sampedro.