Diciembre 24, 2024
Clima
15°c Máxima
15°c Mínima

ANÁLISIS PARA MEDITAR II

IMPULSO/ Opinión

: Segunda Parte y Última

En estos tiempos de agresiones de toda índole a los periodistas y sus medios, como la de este sábado, en que fue asesinado un colega y otro más herido, mismas  que se convierten en atentados a las libertades de prensa y expresión y por tanto contra la sociedad misma y que nos obligó a diferir la presente serie que hoy concluimos.

Ahora la colega Elaine Tavares nos ilustra sobre el Mundo Distópico, por ello decimos que su análisis nos invita a meditar; el artículo se publicó en América Latina en Movimiento, donde colaboramos, y se titula “El periodismo, la mentira y las redes sociales”.

“Así que el mundo distópico un día dibujado por el gran escritor estadounidense Ray Bradbury, en su Farenheit 451, parece estar bien aquí frente a nosotros. En ese mundo, descrito en una novela publicada en 1953, las personas vivían como dopadas por pantallas de televisión gigantes que tomaban la sala de sus casas, y de todos los lugares de la ciudad, de manera omnipresente. En esas pantallas se sucedían programas idiotas y sin sentido, que apenas narcotizaban a las gentes, haciéndolas incapaces de discernir entre lo real y lo imaginario. Mientras tanto, el gobierno manipulaba las informaciones y creaba una realidad moldeada a sus intereses.

Pues hoy existe un contingente muy grande de personas en esa situación. Narcotizadas por las visualizaciones incesantes de las redes sociales, inoculadas con la mentira sistemática, que se disemina también en los medios masivos de comunicación y en las iglesias, van desvinculándose de la realidad, asumiendo la existencia de un mundo imaginario, en el cual cualquier persona que piense diferente de la multitud, que se exprese diferente, o sueñe diferente sea considerada un virus, susceptible de ser destruida.

La cuestión que se plantea es: ¿es posible huir de eso? La respuesta es sí. No es fácil, pues la materialidad de la vida exige que la persona esté conectada todo el tiempo. Pero el camino puede ser el ejercicio sistemático del pensamiento crítico. Descartes, el filósofo francés, ya enseñaba allá en el 1600: todo es duda. Hay que preguntar. Hay que dudar. Hay que investigar si la información es correcta. Hay que chequear una y otra vez. Todos hemos caído en la trampa de la noticia falsa, la cual reproducimos a partir de nuestros círculos de confianza. Pero, nuestros círculos de confianza también mienten, entonces, no se puede vacilar.

La manada sigue al líder, sin pensar. El sujeto crítico se demora, observa, refleja, piensa.

Yo soy periodista y en mi formación siempre hubo un tema que era perseguido -y aún es- por todo el profesional de esa área: conseguir dar de primera mano la información. Siempre he pensado que eso es un engaño porque, en realidad, lo que importa para el público no es que una pase la información en primer lugar, de forma rápida y, a veces, irresponsable, sino que esa información sea 100% segura y repleta del contexto. Es decir, lo que siempre he enseñado es que el gran salto del buen periodista no es dar primero, sino dar mejor.

En ese mundo de mentiras, que no es el de post-verdades, sino de la vieja y manipuladora mentira, más que nunca necesitamos del periodismo de verdad. El que describe, narra, contextualiza, venga cargado de la impresión del reportero que ha visto las cosas. Es un gran desafío en el universo de las redes sociales, pero hay que perseguir esa meta. No es fácil, no es cómodo, exige esfuerzos hercúleos, pero es lo que hay que hacer. Puede tardar en surtir efecto, pero esto no puede desanimar. Hay un viejo proverbio japonés que expresa bien la necesaria paciencia que necesitamos tener en la tarea de narrar la vida real, la verdad de la inmanencia y la esencia de la apariencia. Él dice así: “despacio, lentamente, el caracol va subiendo el Monte Fuji”.

Nosotros por nuestra parte, agregaríamos, el papel del periodista en estos tiempos de las redes sociales inoculadas de mentiras, de fake news, es ganarnos la credibilidad de la sociedad,  a la gente debemos de acostumbrarla a no creer lo que le dicen las redes sociales, debe de comprobar la veracidad con los periodistas profesionales. Sí, la tarea no es fácil, pero esa es nuestra labor fundamental: Servir a la Sociedad.