La Unión Nacional de Padres de Familia en la entidad afirmó que, el retorno a clases presenciales, no puede ser masivo, la decisión deberá tomarse de acuerdo a la condición de cada plantel.
Guadalupe Rosas Suárez/Toluca
Un regreso a clases presenciales responsable, en el que la infraestructura educativa cuente con las condiciones sanitarias adecuadas para el retorno seguro, pues existen planteles que no tienen agua potable suficiente, ni mucho menos personal intendencia, demandó José Luis Romero Castañeda, representante de la Unión Nacional de Padres de Familia del Estado de México.
El responsable de esta organización en la región Toluca, comentó que existen factores a considerar para el regreso a clases y que junto con el semáforo verde (por más de tres semanas) y la vacunación de docentes, también se deben prever las necesidades materiales de cada plantel y quién va a cubrir los gastos de esos insumos.
La decisión no puede ser masiva, subrayó, tendrá que tomarse una decisión basado en el contexto que tenga cada plantel educativo, porque habrá algunas escuelas con todo el personal y servicios completos, pero habrá otras que ni luz, agua potable y personal de asistencia y apoyo técnico tengan.
“Algo tan sencillo como sanitarios limpios y la disposición de agua potable debe garantizarse”, insistió Romero Castañeda, porque se debe disponer quién hará la labor de mantener la higiene en las diversas áreas del plantel, mantener vigentes los protocolos y cómo se manejarán las entradas y salidas escalonadas.
En ese aspecto, indicó que ante la falta de personal y de recursos quienes tendrán que hacer frente a este desafío son los padres de familia, pues a través de las organizaciones internas, tendrán que asumir hasta la adquisición de pipas o la contratación del personal de intendencia.
Por tanto, los Consejos de Participación Escolar son los que tendrán que realizar brigadas para verificar que se cuenta con los insumos, los sanitizantes, el agua potable, en fin, los servicios suficientes para que no se vulnere la salud tanto de alumnos como de maestros y padres de familia.
Romero Castañeda consideró poner a prueba los protocolos en “escuelas piloto” para verificar cada plantel, y de ser necesario corregir alguna estrategia.