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Kabul
El ataque talibán contra una base militar en el norte de Afganistán con casi 150 soldados muertos supone uno de los golpes más duros contra el ejército afgano, que en enero de 2015 tomó casi por completo el control de la seguridad en el país asiático coincidiendo con el fin de la misión de combate de la OTAN.
Aunque el Gobierno afgano se ha mostrado muy precavido a la hora de dar cifras concretas de víctimas tras el ataque de diez insurgentes contra una base militar en la provincia de Balkh, un comandante del Ejército reveló que al menos 138 soldados murieron y otros 67 resultaron heridos. Un portavoz del Ministerio de Defensa, Dawlat Waziri, situó el número de víctimas en “más de cien soldados muertos”.
El presidente afgano, Ashraf Gani, condenó el “cobarde ataque” al producirse cuando los soldados se encontraban en “el rezo del viernes”. “Los atacantes son infieles”, dijo.
El jefe del Ejecutivo afgano, Abdulá Abdulá, también remarcó que “el ataque en lugares sagrados está prohibido en todas las creencias” y calificó la acción de “cobarde”.
Los talibanes reivindicaron el ataque en un comunicado.
Con información de La República
