IMPULSO/ Ernesto Salayandía García
Sentenciada a las Drogas
Mi historia de vida
Estoy iniciando una nueva vida después de haber vivido un proceso de tres meses en un centro de rehabilitación por mi adicción a la cocaína, marihuana, a los ácidos, a los inhalantes y finalmente al cristal, llegué emocionalmente hecha pedazos por mis emociones, le pegué a mi mamá con el puño en un brazo, una sola vez que fue suficiente
Me estaban pegando entre mi abuela y mi mamá, por algo súper estúpido, me quedé dormida hasta las cuatro de la mañana, porque estaba estudiando, mi mamá se enojó porque me dormí en un sillón donde según ella había alacranes, cuando se levantó me dijo que me pusiera a limpiar y no le hice caso, me abrió la puerta y me empujó, llegó mi abuela y me empezaron a pegar entre las dos.
Yo les comencé a gritar, les dije que estaba locas, conocí una parte de mí que nunca había despertado y cuando me estaban golpeando, aventé a mi abuela con el pie y luego le pegué a mi mamá, la marihuana me ponía muy agresiva y aún más el cristal después de haber dejado de consumir, luego me llevaron a la comandancia y de ahí al anexo y estando en la comandancia mi mamá iba llorando y estaba hablando con la trabajadora social.
Reviví ese momento, la trabajadora social, me dijo que iba a ir a un centro de rehabilitación por esa actitud, y recuerdo que vi a mi mamá y le grité.- Púdrete.- Estos tres meses de internamiento fueron muy duros, me la pasé aplicada y comencé a hablar de mi pasado, comencé a usar drogas a los once años de edad, hoy en día tengo 14 y con muchos fondos de sufrimiento.
Me intoxiqué desde muy temprana edad
Mi primer contacto con la droga fue con un cigarro a los 7 años, me estaba ahogando y seguía fumando, luego a los once años empecé con la chicha y el tabaco, la chicha se fuma en pipa, es tabaco de sabor, me prendí y probé la clonazepam, me dio el efecto de dormir, a esa edad ya era maniaco depresiva, me auto destruía cortándome brazos, piernas y labios con un bisturí y un cúter.
Me sentía muy sola, deprimida, abandonada y me cortaba para según yo, curar mis emociones, yo creía que así me iba a sentir mejor, pero después de dañarme me daba cuenta que no era así, me dañaba porque mis padres no estaban conmigo, aunque físicamente estuvieran a mi lado, yo los sentía ausentes, muy distantes, esta crisis de cortarme duró tres años, mis papás me llevaron a buscar ayuda.
Era un verdadero conflicto porque ellos siempre se estaban pelando y discutían con la psicóloga, las clonazepam las consumía todo el tiempo, duré tres años de fármacodependiente, el año pasado por estas fechas, me metí 20 pastillas, marihuana y alcohol, vodka, fue una dosis muy grande y me veo en la comandancia, y el médico de ahí me dijo que era un milagro que me había salvado, porque me había metido una bomba.
Llegué también a consumir a los doce años cuando estaba en un internado, me las ingenié para descubrir una bodega donde había pintura en aerosol color ladrillo con la que pintaban las bancas, de ahí comencé a drogarme con la tradicional bolsa de polietileno que se le conoce como spock, todo ello lo hice durante 9 meses, un poco más adelante, conocí la cocaína y el cristal, me prendo y llegué a consumir hasta ocho gramos yo sola.
Hogar, triste hogar
Mis papás están divorciados desde hace 14 años, mi hermano mayor de 16 años es adicto a la piedra, cocaína, marihuana y cristal, mi mamá es neurótica a morir, tengo una media hermana de 23 años con la que tengo muchos conflictos porque nunca nos hemos llevado bien.
Mi papá vive solo, el mío, es un hogar disfuncional, porque entre mis papás no se llevan, se contradicen, discuten mucho, mi papá dice una cosa y mi mamá otra, nunca están de acuerdo en nada, no hay respeto, ni orden, ni comunicación, estamos peleando entre todos todo el tiempo, mi hermano pequeño él ve todos los malos ejemplos y repite lo mismo que hacemos todos.
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