Julio 16, 2024
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De adicto a adicto

IMPULSO/Ernesto Salayandía García
Ser mediocre

Qué es ser enano, ¿lo eres tú?
Mediocre es mediano, tirando a malo en cuanto a calidad, valor, entre otras características. La palabra mediocre proviene del latín “mediocris” que significa “medio, común”. El término mediocre está compuesto por 2 vocablos “medius” que expresa “medio o intermedio” y “ocris” que significa “montaña o peñasco escarpado”, por lo que mediocre significa el que se queda a mitad de la montaña, el que está a media altura. Asimismo, el término mediocre utilizado como adjetivo hace referencia a una persona que no posee talento especial o suficiente habilidades para la actividad que efectúa. En referencia a lo alusivo, la palabra mediocre es usada en sentido peyorativo ya que indica una persona vulgar, con pocas cualidades y una persona pobre desde el punto de vista intelectual. Por ende, una persona mediocre posee como característica principal la incapacidad para concebir ideas y ser cada día mejor en el ámbito personal o profesional y, por esta razón acepta la rutina y los prejuicios. No obstante, la palabra mediocre como adjetivo hacia una cosa es aquello que está por debajo de la media, poco valor o calidad, algo ordinario o insignificante. En el lenguaje romántico, el término mediocre significa algo pobre e insuficiente, que no sobresale y es de escaso mérito .La palabra mediocre es utilizado como sinónimo de: mezquino, mediano, vulgar, común, entre otros. Algunos antónimos del vocablo mediocre son: excelente, magnifico, brillante, superior, etcétera. Se aplica para todo aquel que se rinde antes de tiempo, que claudica sin aliento, se da por vencido, llenándose de pretextos y de frases negativas.- No puedo.- Esta muy difícil.- Me siento muy mal.- Todo me sale mal y bla y bla, es un reflejo de auto estima baja, de justificación, de cobardees, seres, en su mayoría, llenos de miedos y complejos, que no quieren salir del hoyo, de ese hoyo de donde yo vengo, el de la mediocridad.
Soy maniaco depresivo
Por muchos años me refugie en mi cama, me torne hipocondriaco, sufría por todo y por nada, ahí puedes verme, abandonado de mí mismo, tirado, escondido debajo de las sabanas, dándole la espala a mis responsabilidades a mi trabajo, me sentí mal, me dolían hasta las pestañas o las uñas del pie derecho, me sentía muy mal desganado, sin la chispa de la vida y en la almohada dejaba una alfombra de cabellos, me quede calvo de la nuca, como algunos frailes, en la regadera después de cinco días sin bañarme, dejaba en la coladera una telaraña de cabellos, mi piel era amarillenta y seca, mis hombros caídos, mi voz baja, endeble y mis pensamientos, secuestrados por la loca de la azotea, eran noches insoportables de insomnio y de sentimientos encontrados, tenía el síndrome del pollito rostizado, un ratito boca arriba, otro, boca abajó, de un lado, del otros, prendía el televisor, lo apagaba, me sentaba a fumar en el escusado, subía y bajaba por toda la casa, por supuesto que no dormía y no me podía levantar temprano, entere en un círculo vicioso debido a la depresión profunda que sufrí y qué llegue a pensar que ese intenso dolor, ese gran hueco que sentía en el pecho, jamás se iba a desaparecer, claro que me prendí de un mundo de medicamentos anti depresivos, solo llegaba a conciliar el sueño, totalmente borracho.
Me fumaba un cigarro cada diez minutos
Desde niño registre niveles de ansiedad muy altos, comencé a fumar desde los doce años, primero, prendiéndole los cigarros a mi abuela, luego fumando a la par de ella, sentados viendo las tele y esta adicción duro en mi 32 años, al final eran tres cajetillas aproximadamente al día, mas, dependiendo de la cocaína que inhalaba, mi carrera de fumador tiene un mundo de anécdotas, queme la mayoría de los asientos de los carros que maneje, queme a mis hijos, infinidad de veces, una de ellas en plena carretera, la colilla encendida se regresó al asiento donde venía sentado mi hijo Samy y debido a sus gritos y al humo que salía de su pantalón, pude detenerme y apagar el fuego, no tenía camisas, ni sacos, mucho menos corbatas que no se escaparan de las quemaduras de cigarro, mi recamara, la sala y toda mi casa apestaba a humo, me gane un horrible aliento, más una tos de perro bailarín que me torturaba cada noche fui capaz de dejar sin leche y sin pan a mis hijos por comprarme cigarros, felizmente llevo 16 años libre de humo.

DATO:
Ahora no soporto el olor a humo, me atraganto, me quedo sin aire y me pongo de muy mal humor, mi esposa me dice que parezco prostituta delicada y por supuesto que estoy todo taponeado de nicotina.

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