Diciembre 24, 2024
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De adicto a adicto

IMPULSO/Ernesto Salayandía García
No nada más es un problema de alcohol y drogas

La saliva del Diablo
Destilando alcohol hasta por los poros, apestando a crudo, roncando, borracho, terco, nefasto, chinga quedito, el típico macho mexicano, autoritario, soberbio, criticón, infantil, celoso empedernido, psicótico, patológico, insoportable, lleno de egos, agresivo, retador, irritable, perezoso, conformista, mediocre, son, estas, tan solo algunas de las características de mi enfermedad, ese soy yo. Borracho hasta espanta.

Mis actitudes del que no me podías decir nada, de que nadie se podía meter en mi vida, mis actitudes de dormir de día y de noche hundirme en cocaína, morfina, vodka, cigarros y pastillas antidepresivas, como vil reprochó, en ese círculo vicioso, en esa rutina, secuestrado por mí mismo, dándole un verdadero infierno a mis hijos, a mi mujer, de ahí vengo, de un gran abismo profundo y negro, del que llegue seriamente a pensar que jamás iba a poder salir, jamás imaginé, vivir mi vida libre de drogas, libre de conductas toxicas, de relaciones enfermas, jamás, visualice que si es posible vivir sin alcohol y sin drogas.

Me empinaba una botella de vodka diaria, consumía de 10 a quince pases de cocaína, me inyectaba morfina, mañana, tarde y noche, usaba todo tipo de pastillas antidepresivas y por si fuera poco, me fumaba cerca de tres cajetillas de cigarros al día y cuando voy a las escuelas, algún niño me pregunta.- Porque te drogabas? Y mi respuesta, es.- Por mediocre, porque no me quería.

Hoy, me quiero y me respeto, hoy no daño mi cuerpo y trato de no dañar a otros, no ha sido fácil salir de esas rutinas de auto destrucción, estuve, muerto en vida, atrapado sin salida, atrapado por La Saliva del Diablo.

Yo no quería dejar de consumir… no podía
Todas las drogas son placenteras, extremadamente placenteras, sumamente adictivas, al medio día, tomaba tequila con ampolletitas Corona, el tequila era doble en copa coñaquera, tomaba sin sentido, sin saborear la copa, me chava una tras de otra, cuando el mesero me hacia el favor de servirme el corte de carne, ya no tenía hambre, mal comía y después revolvía.

Pedía mi tradicional Sol y Sombra, coñac con chinchón, me ponía unas santas guarapetas y entraba el baño a polvearme la nariz con cocaína, agarraba un segundo aire y volví al Sol y Sombra qué ser convirtió en el sangre, sudor y lágrimas, me provoco profundas hemorragias internas y comencé a sangrar cada vez que iba a obrar.

Esta rutina, era diario, luego llegaba a mi casa respaldado con mi dotación de vodka, cigarros, cocaína, morfina, jeringas, pastillas y me refugiaba en mi recamara, eso era noche tras noche, por supuesto que ya no me levantaba a producir, dirigir y conducir mi programa de radio, le di la espalda al mi auditorio, a mis colaboradores, a mis invitados, me convertí en un alcohólico disfuncional, un drogadicto en potencia que cuando me levantaba, ya era otro.

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