IMPULSO/ Ernesto Salayandia García
¿No es tan difícil dejar de consumir?
El que nace para maceta, del corredor no pasa
Han pasado diez años, desde que lo conocí con serios problemas por su manera de beber, locutor con una voz privilegiada; de terciopelo, educada, modulada, agradable, un buen tipo, carismático, platicador, conocedor, decente, un buen hombre con principios y un excelente ser humano, mi amigo.
Acepto la ayuda para internarse en un centro de rehabilitación, por tres meses, su esposa brinco de alegría he hicimos cita para vernos al día siguiente a determinada hora, Kique, estaba tomando un taller que doy de comunicación asertiva para hablar en público, sin miedo ni titubeos.
Resulta pues, que nunca llego a la cita, tuvieron que pasar muchos años, donde se quedó: sin esposa a consecuencia del alcohol, en ese tiempo, también tuvo serios problemas laborales, por supuesto, perdió peso y el piso, entro en una depresión terrible, de esas que tumban al roble más fuerte y gracias a esos fondos, que los sufre cualquier borracho y drogadicto como yo.
Acepto la ayuda que le brinde y lo internamos por tres meses, en los cuales yo lo visitaba para platicar con él y dar servicio en la tribuna para los internos, en esos tres meses, mi buen amigo, recupero su personalidad, su piel reflejaba buena vibra, sus ojos, serenidad, el reía de nuevo y estaba muy feliz, se reincorporo al trabajo y de repente desapareció de mi vista, ya no me tomaba las llamadas, un par de años después llego a mi estudio a buscarme, venia derrotado, saliendo de un anexo donde lo trataron con la punta del pie, pero aun tomando todos los días, aun en ese infierno.
Maldita enfermedad perversa del alma
Poca gente hace caso de la advertencia, me incluyo en el mar de los negados y Kike, no rompió con la regla, ya lo habían corrido de su trabajo, a pesar de que su jefa se había excedido en las consideraciones, el no asumió su compromiso, fueron muchas las oportunidades que se le dieron, pero así es la manera de ser y de pensar de un borracho.
Me parece ser que entre más lo ayudas, más te escupe, estaba muy flaco, pálido y logre que lo hidrataran en una clínica del gobierno, en un par de días agarro color y le sugerí que se internara, no quiso, tuve que pedir la ayuda a la patrulla espiritual e internarlo contra su voluntad, sé que si no hubiera sido así, ya hubiera muerto de congestión alcohólica.
Ahora, Kike está más mal que nunca, refugiado en su casa con sus 15 perros, llorando su desgracia, deprimido, causándole un gran dolor a su madre, hundido en todos los sentidos y muerto en vida, sin dinero, sin vida, sin nada y por supuesto negado a internarse para dejar de auto destruirse, mientras, yo atado de manos, porque si Kike no firma aceptando internarse.
Necesita estar de acuerdo, nadie puede obligarlo porque lo respaldan los Derechos Humanos, es decir, si el no da su consentimiento, no se puede hacer nada, más que esperar a que definitivamente muera. Así muchas esposas del alcohólicos y drogadictos, también esperan eso.
Nacidas para perder
El cristal es una droga de alto impacto, dura, altamente placentera y severamente dañina, procesada químicamente con metanfetaminas, mezclada con amoniaco, ácidos, desengrasantes de motores y otros tóxicos, esta mortal droga es la de moda en los estados norteños de la Republica Mexicana, sus víctimas: niños y jóvenes de 12 a 25 años, predominan las mujeres adictas que iniciaron con mariguana, inhalantes y cerveza.
Los factores comunes de las adictas, la mayoría sufrió abuso sexual por parte de abuelos, tíos, padrastros, hermanos, nacieron sin la imagen de una familia, muchas de ellas, hijas de padres adictos, madres neuróticas y drogadictas, sin un ejemplo digno a seguir, crecieron en hogares disfuncionales, vivieron con barrios donde las características de los niños son iguales, donde las drogas son el pan de cada día.