IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
En 1937 Franklin D. Roosevelt juraba como presidente de Estados Unidos para un segundo mandato, mientras la esclavitud hacia los afroamericanos aún persistía -pues la abolición de la misma llegaría 12 años después (1949)- en un mundo que se dividía entre la igualdad y el racismo.
En un contexto social como éste, el primero de junio de ese año nació Morgan Freeman en Memphis, Tennessee, aquel mítico lugar del sureste norteamericano que sólo dos años antes había recibido a una de sus figuras más notables, Elvis Presley.
Freeman fue el cuarto hijo de un matrimonio de bajos recursos que tras su nacimiento fue enviado a vivir con su abuela a vivir a Charleston, Misisipi. Como muchos niños de su época y contexto que no tenían la figura paterna, Morgan fue un chico conflictivo que, tras ser suspendido en diversas ocasiones, encontró su vocación por accidente, sin buscarlo.
Recordó hace unos años que nunca quiso ser actor, no lo planeó, pues fue tras ser inscrito por castigo en un taller de teatro a los 12 años que descubrió una pasión por la actuación. Este talento de la actuación cumple 80 años, consolidado como uno de los actores más importantes de la industria fílmica de Hollywood.
Freeman puede darse el lujo de decir que en sus cuatro décadas de carrera ha trabajados con los mejores cineastas del mundo; Frank Darabont, Steven Spielberg, David Fincher y Clint Eastwood son sólo algunos de los cineastas que lo han dirigido en géneros tan diversos como la comedia al drama, la farsa, el thriller y hasta a la animación.
El actor pertenece a una selecta lista de histriones cuya filmografía rebasa los cien largometrajes. Las distinciones no se han hecho esperar, hasta el momento el padre de cuatro jóvenes ha sido nominado en cuatro ocasiones al premio Oscar, ganándolo en una ocasión como Mejor Actor de Reparto por su papel en la cinta “Million Dollar Baby” (2004).
Celebrando al octogenario histrión, aquí cuatro momentos clave en la carrera del actor que hicieron de él una estrella de Hollywood, a quien el próximo año veremos en “The Nutcracker and the Four Realms” (El Cascanueces y los Cuatro Reinos) la nueva adaptación que Walt Disney Pictures está preparando de la famosa historia que Tchaikovsky inmortalizó en ballet.
El realizador sueco Lasse Hallström (Un viaje de diez metros) se encargará de dirigirla, mientras que Ashleigh Powell se ocupará del guión. Mark Gordon (la serie Mentes criminales) producirá la cinta a través de su compañía The Mark Gordon Co.
INESPERADO INICIO. Morgan ha señalado en diversas entrevistas que de joven no tenía ningún interés en particular, era como cualquier joven afroamericano de bajos recursos. No pensaba mucho en su futuro. De hecho ha confesado que era mal alumno y problemático, razón por la que fue inscrito en clases de teatro y ahí nació su interés por la actuación y lo demás, es historia.
INFANCIA COMPLICADA. Vivió sus primero años con su abuela hasta que siendo un preadolescente regresó con sus padres a Greenwood, Misisipi, a Gary, Indiana con quienes más tarde se mudó a Chicago, Illinois. Ante el panorama desolador que existían para los jóvenes como él, a los 18 años se inscribió en el ejército, donde aprendió de mecánica en aeronaves. Finalmente abandonó la Fuerza Aérea Militar para seguir su sueño de ser actor.
DUPLA INFALIBLE. Al igual que Freeman, quizá el cineasta Clint Eastwood sea otro de los histriones más importantes de la industria y juntos han trabajado en al menos tres de los proyectos más apreciados por el actor afroamericano, uno de ellos (Million Dollar Baby) le dio un Oscar y otras más (Invictus) le consiguió otra nominación, aunque en esa ocasión a Mejor Actor. La mancuerna de estos dos empezó en 1992 con la cinta “Unforgiven”.
RAÍCES. A pesar de ser una superestrella Morgan siempre ha mantenido un bajo perfil, reveló que para poder lograr esto siempre se ha mantenido alejado de Hollywood, por lo que desde hace casi tres décadas vive en su natal Misisipi, lugar que lo vio nacer y al que considera su verdadero hogar.