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Buenos Aires
Ayer, 24 de abril de 2017, se conmemoraron los 102 años del genocidio armenio, que terminó con la muerte de más de un millón y medio de personas inocentes, que fueron fusiladas, masacradas y llevadas al desierto para que murieran de sed y de hambre, entre el período de 1915 y 1922.
Según archivos oficiales del Ministerio del Interior de Turquía, la matanza se excusó bajo los infundados fundamentos de Talaat Pasha de “proteger nuestra Nación, nuestro gobierno y nuestra religión pase lo que pase, a la presentación de la cuestión armenia en cualquier lugar y forma, y aprovechando las facilidades que nos brinda el estado de guerra, hemos decidido acabar con esa cuestión de una vez por todas deportando a los armenios a los desiertos de Arabia, exterminando ese elemento espurio, de acuerdo con las instrucciones secretas recibidas”, y así se desató “la caza”.
Un siglo después resulta increíble que Turquía siga negando la matanza y considerando que fue “una acción dentro de las condiciones de una guerra”, pero lo que más llama la atención es la mirada indiferente del resto del mundo, que en su mayoría le da la espalda a los descendientes de la diáspora: de los 193 países miembros de las Naciones Unidas, sólo 22 han apostado a favor del pueblo armenio.
A pesar de que Argentina, donde residen entre 50.000 y 120.000 armenios (siendo el país que más refugiados recibió después de la masacre), reconoció el genocidio armenio por una ley nacional y hay escuelas, iglesias y plazas que honran a ese pueblo, Viken Boyadjian, miembro de la Causa Armenia de Sudamérica, comentó que el tema ha mermado en gran medida por las relaciones comerciales del país sudamericano con Turquía.
Esta “política de ajuste entre valores e intereses” comenzó en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015) a raíz de la necesidad de comerciar con Turquía, según dijo el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires, Juan Gabriel Tokatlian, citado por el diario Clarín de Argentina.
Turquía ha reconocido que existió una política de deportación contra la comunidad armenia que se vio agravada por algunos incidentes, si bien la escalada de violencia fue también alentada por milicias armenias que desde Anatolia oriental apoyaban el avance del Ejército ruso.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, envió este lunes un mensaje de condolencias a la iglesia de Surp Vartanants, en Estambul, donde se celebró una de las varias ceremonias en recuerdo de la tragedia.
Con información de Sputnik
Fotos: Centro Armenio de la República Argentina