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Carmen R. Ponce Meléndez/CIMAC
No al muro de Trump y fin del TLCAN

Según datos de INEGI, más de la cuarta parte (27.26 por ciento) de las exportaciones automotrices que realiza México tienen como destino Estados Unidos y han tenido una caída de 0.8 por ciento. Al resto del mundo únicamente se exporta el 4.64 por ciento, su crecimiento ha sido del 2.6 por ciento (datos de enero-diciembre de 2016).

Las importaciones de vehículos terrestres y autopartes que realiza México crecieron 18.5 veces o mil 752 por ciento en el periodo que lleva en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en tanto que las exportaciones aumentaron 12 veces o mil 119 por ciento, indican estadísticas del Banco de México (Banxico) sobre comercio exterior.

En el país, la “joya de la corona” del modelo exportador de los últimos treinta años es la industria automotriz, pero el principal valor agregado que tiene es la mano de obra a precios muy competitivos (salarios muy bajos).

Ya se reunió Donald Trump con las principales empresas de esta industria (en Estados Unidos) para convencerlos “amablemente” de que ya no inviertan en México, sino en su país, que para él es “América”, mientras el resto del mundo, sobre todo Latinoamérica, somos poco menos que un estorbo. Los empresarios aparentemente aceptaron, por la sencilla razón de que están en deuda con su Gobierno, que los salvó -con importantes subsidios- durante la crisis económica-financiera del 2008.

Trump, fábrica de enemigos
Los empleos en el lapso 2002-2016, así como los efectos que tuvo esa crisis sobre ellos, para el caso de México, en 2008, tuvieron una caída de 10.4 y, para 2009, de 17.0 por ciento. Pero es notorio el incremento en los empleos, pues de 1.8 de crecimiento en 2003 pasó a 17.0 por ciento en noviembre de 2016 (datos de INEGI).

En Estados Unidos, esa crisis causó mayores estragos en los empleos y, justamente, esos nor18teamericanos que sufrieron en mayor medida el desempleo y la pobreza son los que ahora votaron por el fascista Donald Trump. Paradójicamente, él y su grupo económico fueron los causantes y beneficiados por lo sucedido en esa crisis financiera.

Esa población no fue desplazada de sus empleos ni empobrecida por los trabajadores y trabajadoras migrantes mexicanos, centroamericanos y asiáticos, pero nada mejor que inventar un “enemigo”… bueno, dos: la migración y los tratados de libre comercio. Por cierto, tratados que también han empobrecido a buena parte de la población mexicana.ç

Promotor de la pobreza
Lo que seguramente sí empobrecerá más a todo Estados Unidos –mujeres en especial- son las nuevas políticas que su presidente quiere imponer. Para empezar, terminar con el Obama Care o prescindir de la valiosa aportación que hacen a su economía los hombres y mujeres que emigraron a ese país y que provienen de México (cerca de seis millones del total de migrantes).

Y ni se diga del impuesto que quiere Trump aplicar a todas las importaciones mexicanas. Un arancel del 20 por ciento, además de encarecer los productos para los y las consumidoras, de facto rompen con los acuerdos del TLCAN y la Organización Mundial de Comercio (OMC). Supuestamente con este impuesto se va a financiar la construcción del muro que, según cálculos del propio Congreso de Estados Unidos, tendrá un costo de entre 12 y 15 mil millones de dólares. Tirados a la basura, porque ese muro no va a detener la migración, pero aceptarlo implica una humillación discriminatoria; es indignante.

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