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Ciudad de México
En México existen nuevos perfiles migratorios, rutas o diversificación de las mismas, detecta el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (Imdosoc).
A través del informe “Fronteras Cerradas”, el Instituto detecta que la mayoría de los migrantes que se han asentado en la frontera de Tijuana con San Diego, California, son haitianos. Esta organización estima que sólo en Tijuana, más de 7,000 migrantes haitianos se encuentran varados y de acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación se presentaron 7,366 africanos ante las autoridades migratorias entre enero y agosto del 2016, casi el triple del número de migrantes de África registrados en el 2015.
El texto del investigador Gerardo Cruz González destaca que actualmente existen alrededor de 34 albergues funcionando tan sólo en Tijuana, sin que exista muestra de apoyo del Estado mexicano, ya que es la ciudadanía quien han tomado esta batuta para obtener recursos y atender a tantos haitianos.
Cruz González menciona que cada albergue tiene sus métodos, muchos de ellos improvisados, y advierte sobre insuficiencias para atender la problemática.
De acuerdo con la investigación, los centroamericanos, principalmente provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica —Honduras, Guatemala y El Salvador— sin olvidar también algunos provenientes de Nicaragua, junto a los migrantes cubanos y mexicanos, se han sumado los haitianos que se mezclan con africanos para poder entrar a Estados Unidos.
“Este nuevo e importante flujo migratorio constituye un reto a la política migratoria de los dos países (México y Estados Unidos) así como a sus políticas públicas. Hasta ahora parece que no hay un claro respeto por los derechos humanos por parte de nuestro país”, indica el Imdosoc.
El investigador Cruz González advierte que los haitianos vienen del país más pobre del continente americano. “Por las calles de la fronteriza Tijuana podemos ver caminando, sentados o acostados, a hombres, mujeres, niñas y niños de Haití. A veces se confunden con africanos por el color de su piel, tan raro en esta ciudad, hasta mayo de este año en el que la presencia de estas personas se empezó a notar. Se trata de un flujo migratorio nuevo en México. Es nuevo por el lugar donde iniciaron su migración así como por el alto número de ellos”, explica.
También las características sociodemográficas de dicha población son nuevas. Mientras la situación jurídica de los centroamericanos es irregular en la mayoría de los casos; los haitianos y africanos ha llegado a la frontera en avión o en autobús sin contratiempos. Es decir, su condición jurídica es regular en México.
La investigación resalta que entre México y Haití no hay acuerdos de deportación, lo que hace más estable y menos vulnerable su tránsito por México. Cruz González explica que los migrantes haitianos y africanos se apostaron en la frontera por la facilidad de pasar a los Estados Unidos gracias a permisos humanitarios después del temblor en Haití del 2013 o la guerra en países del África como el Congo.
Esta posibilidad de tener un permiso humanitario para ingresar a ese país fue suspendido desde el 22 de septiembre ante el alto número de personas, sobre todo haitianas, que lo solicitaban.
Se reabrió la entrada por parte del gobierno del ex presidente Barack Obama pero muy a cuentagotas; con la nueva administración del presidente estadounidense Donald Trump, la investigación del Imdosoc prevé que se cierre totalmente.
Ante ello, el instituto concluye que “la migración de personas haitianas y africanas que se suman a los nacionales y centroamericanos, deportados y en busca de pasar “al otro lado”, es necesario asumir los retos para la ciudadanía, el Estado y otros actores sociales bajo la perspectiva de los derechos humanos”.
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