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A la mitad del foro

IMPULSO/ León García Soler
La tiranía y el pasmo
La fiesta era la transmisión pacífica del poder; con la obsesión del miedo insistían en recordarlo urbi et orbi las voces electrónicas desde Washington, del más poderoso país del mundo. Sin embargo, celebraban en el Capitolio la coronación del miedo, del egocéntrico tirano multimillonario de la Torre Trump y la ignorancia supina. Todos sabían que la corrupción se haría Gobierno. Casi todos cedieron ante el triunfo del más vulgar populismo demagógico, de las amenazas, del envilecimiento de la palabra, precisamente en el proceso democrático de la transmisión pacífica del poder del viernes 20 de enero de 2017.

Un discurso de toma de posesión breve, el más breve de la memoria colectiva. Oratoria pueblerina, demagogia de tirano tartajeante en la repetición constante de un vocabulario de unas cuantas decenas de palabras. “The rest is silence”, en las palabras del inmarcesible William Shakespeare. Y miedo. Nada atemoriza más que lo impredecible. Y Donald J. Trump asustó a los ultraconservadores del Grand Old Party, a los legisladores del Partido Republicano que lo dejaron hacer y deshacer a sus precandidatos en las primarias y luego se incorporaron a la corte del tirano porque, después de todo, coincidían con él en lo esencial: el saqueo y la concentración del capital, la acumulación de la riqueza y el flujo del dinero libre de regulaciones.

Pero al tomar la palabra el de la incertidumbre, confirmó su propuesta populista, el llamado a los marginados de abajo, los WASP, (blancos, anglosajones y protestantes) desempleados y empobrecidos por los inmigrantes que llegan a robarles sus empleos; la proclama de volver a hacer a América grande. Más grande que nunca y que el resto del mundo tomara nota que ahí y en ese momento empezaba el milenio y con el liderazgo de Trump sólo sería ¡América primero! Y el nuevo orden: comprar americano; contratar americanos. Otro Reich de mil años, se diría, a pesar de que el de Hitler no duró una docena y destruyó Europa y cobró millones de vidas. Pero el festejo de la democracia y la transmisión pacífica del poder, no puede ocultar el peligro de la estulticia entronizada en aras de la corrupción que esgrime el supuesto peligro de la otredad.

En México, esa amenaza pareció sacudir las conciencias de la clase gobernante, o mejor dicho, de la clase dominante, para posponer el combate imaginario de las reformas estructurales y la inercia criminal de la política económica que confunde austeridad con desarrollo; el fingido temor al endeudamiento público; las marchas de protestas dispersas y casi siempre reducidas a unos cuantos cientos de inconformes en representación de los millones de indignados que esperan un milagro producto del milagro electoral de la democracia pasmada en el presente continuo; tal como los que gobiernan con la pluralidad pactada o fingida, aseguran una y otra vez que el problema de turno viene del exterior. No hay quien explique el cómo se integra el precio de la gasolina, pero todos sabemos que la amenaza de la tiranía, del racismo y xenofobia vienen del otro lado de la frontera.

Hasta los de la insurgencia patronal que desdeñaron el llamado del Gobierno a la unidad proponen ahora la concertación de acciones colectivas y patrióticas. Y Andrés Manuel López Obrador, el estratega de Nacajuca que alguna vez mandó el Diablo a las instituciones, no cesa en su condena a la mafia que gobierna, emplazó a Enrique Peña Nieto a que busque, personalmente y de inmediato, un encuentro con Donald Trump “para aclarar paradas y definir lo que significa el interés de nuestra nación”. Y anunció el tabasqueño que a partir del 12 de febrero visitaría Los Ángeles, Chicago, Phoenix, El Paso, Nueva York, Laredo y San Francisco para oponerse, “con mucho respeto al gobierno y al derecho ajeno”, a la violación de nuestra soberanía.

Las cosas de Palacio van despacio, en el Capitolio, no han aprobado los senadores de la mayoría las designaciones del Gabinete de Donald Trump; un conjunto de multimillonarios ajenos a la administración de la cosa pública, a las funciones políticas, el grupo de más alto IQ (cociente de inteligencia) que se haya integrado en toda la historia, según Trump. Hoy lunes, el presidente Peña Nieto hará un pronunciamiento sobre política internacional.

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