Julio 16, 2024
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La joya de la corona

IMPULSO/ José Rangel
En las circunstancias actuales de la política exterior mexicana, seguirán prevaleciendo la máxima “El respeto al Derecho Ajeno es la Paz” y el dictado de la Doctrina Estrada sobre la no intervención. Esto con la esperanza de que nos lo valoren los vecinos del Gobierno de la frontera norte y reconsideren su posición agresiva. No hay peor lucha que la que no se hace.

Los valores de mayor relevancia en este esquema de nuestra relación institucional serán la soberanía y el nacionalismo. No podrá haber discursos y prácticas gubernamentales sin este indispensable cobijo para que sean secundados por los mexicanos. Aunque dichos conceptos siempre han estado presentes y respetados, se ocupan manifestaciones expresas y frecuentes.

Hoy, es claro que no se trata de envolverse en la bandera nacional, por el contrario, se trata de desdoblarla y de que la punta de lanza sean los intereses nuestros, por encima de los que plantea el presidente electo Trump, cuyos contenidos son proteccionismo a sus connacionales. Populismo que resultó definitivo en la contienda electoral, el pueblo quiere sentirse seguro.

A este tipo más corriente que común se le olvida que, así como Canadá, la República Mexicana es su aliado más importante por su posición geográfica y porque es muy difícil que haya proveedores con logística más barata, entre otras cosas. No hay duda del cómo se aplica aquí también la sabiduría popular y le toca al Embajador avisarle ¡con el tequila y con la raza de bronce no se juega!

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A partir del regreso al Gabinete federal del ponchado y renovado Luis Videgaray, se reanimaron sus paisanos mexiquenses ante la perspectiva de la unidad, para que entre los integrantes del inexistente Grupo Atlacomulco y que ocupan cargos de primer nivel sea nominado el candidato tricolor para ser el siguiente inquilino de los pinos; están incluidos el gobernador Eruviel Ávila y el líder de los diputados federales priistas, César Camacho.

Lo que podía echar a perder el optimismo o ilusión, sería el que otros grupos como el del Norte, el del Noreste, el del Golfo y algún Gobernador locuaz decidan ante la desventaja hacer alianzas para contener al más fuerte, igual que el TUCOM en 2006. El resultado sería similar al de ese año: dividir al PRI y beneficiar a la “izquierda”.

Al Peje, el PAN y el IFE le robaron el triunfo en esa elección, sólo que no hubo pruebas contundentes que lo demostraran y se desvaneció gradualmente la inconformidad.

Hay que decir que al Revolucionario -destrozado- como tercer lugar le correspondió ser el fiel de la balanza y evitar con firmeza y patriotismo una guerra civil o un Golpe de Estado. Ochoa Reza, ¡hay que actuar por la unidad ya!

Ex Diputado Federal LIX y LXII José Rangel Espinosa.
Twitter @PepeRangel1910

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