IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Qué hubieran hecho ustedes (1)
¿Qué hubieran hecho ustedes?, preguntó ufano don mandamás al pueblo de México ante el aumento a las gasolinas. La mayoría respondió en el acto: “Cambiar de autoridades”, con el de los pinos por delante.
Después de esta simple anécdota, regresemos a otra historia de México. La charla del médico Fernando Calderón Ramírez de Aguilar siempre es amena y elocuente. Y por lo mismo, con su anuencia, la comparto con entusiasmo.
Habla de Los Mártires de Tacubaya, a los que los sucesivos gobiernos de México, civiles y militares han olvidado. El, don Fernando, en nuestro diálogo, amén de recordarlos los enaltece.
Y dedica esta historia a los entonces médicos, practicantes de medicina, enfermeras, civiles y militares que, por cumplir valientemente con su deber, el 11 de abril de 1859 fueron objeto de la cobardía de Leonardo Márquez. Un sujeto engreído, fantoche, irresponsable y vil asesino perteneciente al bando conservador en la Guerra de Reforma que llevó a la muerte a unos fusilándolos y a otros asesinándolos. Que en rigor, es lo mismo, como hoy sucede.
Nace la plática para recordarlos y enaltecerlos, ya que, aunque existe una plaza en su memoria, en calle 11 de abril, Tacubaya, hasta la fecha, han sido olvidados por las autoridades para conmemorarlos y enaltecerlos año con año.
Nos platica que, como estudiante, recibió en 1959 una invitación del doctor Raúl Fournier Villada, director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, para asistir a una ceremonia conmemorativa de los cien años del suceso que nos ocupa. Ni idea tenía de lo que se trataba, pero le nació la voluntad de asistir.
Quizá fue por una intuición, ya que siempre le ha gustado leer sobre la historia de nuestra patria. México. Allí fue donde conoció los sucesos y aprendió la historia que les nos relata. Y reproducimos, íntegro, en este escrito.
“Nuestro país, siempre sumido en guerras intestinas y en luchas fratricidas despiadadas por el poder, en 1858, se encontraba convulsionado por la Guerra de Reforma, en la que luchaban ferozmente los conservadores contra los liberales, comandados éstos por don Benito Juárez García, el cual se encontraba sitiado en la ciudad de Veracruz.
Comandado por el joven Macabeo, como burlescamente se conocía al general Miguel Miramón, el ejército conservador tenía sólo dos opciones para terminar la guerra: la primera, abandonar la ciudad de México y ganar Veracruz, y la segunda, tomar la ciudad de Veracruz y perder la ciudad de México.
Sucedió un hecho fortuito que ayudó al ejército liberal: el general Miguel María de Echeagaray, enviado del presidente conservador Félix María Zuloaga a Veracruz para combatir a Juárez, proclamó de forma independiente el Plan de Navidad; buscaba lograr una situación intermedia que trajera la paz a la República.
El 22 de diciembre, se declaró a la capital en estado de sitio. De nada sirvió porque la guarnición de la ciudad, encabezada por el general Manuel Robles Pezuela se pronunció por el plan de Echeagaray.
Fue secundado en Tlalpan por el coronel Rafael Gual y en la Acordada por el general Tapia.
Ese mismo día, Zuloaga se retiraba de su cargo. Dejó la situación en manos de Robles Pezuela. Luego de una junta de notables que designó al Joven Macabeo como presidente y a Robles Pezuela como vicepresidente.
: El 22 de diciembre, se declaró a la capital en estado de sitio; de nada sirvió porque la guarnición de la ciudad se pronunció por el plan de Echeagaray.